← Corazones de acero La Entrevista – The Interview → Exodus: dioses y reyes enero 08, 2015 por Óscar Cuevas Sin opiniones Género : Aventuras, Bíblica Acteur : Chirstian Bale, Joel Edgerton, Joh Turturro Metteur en scène : Ridley Scott Pésima película de Ridley Scott que tras Prometheus nos demuestra que aún tiene margen para empeorar. Exodus, dioses y reyes es una sucesión de tópicos y elementos tan conocidos que aburren: Un justo y sabio emperador (Por cierto, por más que me encante John Turturro, me cuesta tomármelo en serio como emperador) con su amor dividido entre su hijo y el primo y consejero de éste, Moisés. Un heredero al trono que se comporta con cierta mezquindad desde el principio y que, cuando por fin hereda la corona exilia a Moisés al descubrir que éste no sólo no es de sangre real, sino que es judío. Nada nuevo en el guión respecto a la historia de la Biblia ni respecto a otras adaptaciones, ya sean Los 10 mandamientos o El príncipe de Egipto, la versión de dibujos animados. Batman, llendo a liberar esclavos Mientras que en la última década los guionistas han jugado a buscar giros de tuerca e interpretaciones de las leyendas que sorprendan al espectador, en algunos casos de forma muy divertida (El Hércules de Dwayne Johnson) y en otras hasta brillante (Spartacus, aunque suene a herejía), en Exodus: dioses y reyes, Ridley Scott se ciñe al guión oficial bíblico de forma tan rígida que momentos que deberían ser de gran tensión y dramatismo como las plagas resultan tediosos. No hay nadie que no conozca la historia de la caída en desgracia de Moisés, las siete plagas, la persecución por el desierto y el cruce del Mar Rojo, y pese a esto Ridley Scott rueda esperando que la aparición de las ranas, la enfermedad o la apertura de las aguas nos fuese a sorprender. Como si nadie conociese una de las historias de la Biblia, ni hubiese visto los 10 mandamientos, ni ninguna de las múltiples versiones. ¡Oh, Dios mío, ahora se mueren los primogénitos. ¡Eso sí que no me lo esperaba! En paralelo a la historia están las apariciones de Dios en la forma de un niño repelente y de mal carácter y una serie de mensajes un tanto extraños y no muy sutiles que da la impresión que Scott quiere transmitir al espectador, aunque da la sensación que son como los planes de los cilones de Galáctica: ni los guionistas saben cuales son. El único que ve al niño es Moisés y los judíos se lo encuentran constantemente hablando solo (aún así le siguen a donde les mande, gente de fe) y a las primeras plagas intenta dar una explicación científica. ¿Está insinuando Scott que Moisés es un tarado y que las plagas son fenómenos naturales? ¡Casi nos engaña! La última plaga y la apertura de las aguas son magia pura. Por otra parte, Dios le dice a Moisés que necesita un general y éste, obediente, entrena un ejército (al parecer los esclavos podían abandonar libremente sus trabajos para montar un ejército en el desierto sin problema) que inicia una guerra de desgaste que hoy en día podría llamarse desde guerra asimétrica hasta terrorismo según el bando (¿será otro mensaje sutil de Scott?), pero Dios se indigna y se pilla un berrinche de cuidado porque necesita resultados más inmediatos (después de haber estado contemplando la esclavitud de su pueblo sin mover un dedo durante 400 años, por cierto), así que manda las plagas. ¿Para qué demonios necesitaba un general, entonces? Él sabrá. Moisés, o cómo largarse por tiempo indefinido después de prometer a la esposa que nunca la abandonaría Mención a parte merece la gran aportación de Scott a la historia, el matrimonio de Moisés, resumido en: me exilio, me paro a preguntar una dirección a unos tipos que viven en el desierto, de repente en la siguiente escena está Moisés casándose y prometiendo que nunca abandonará a su mujer y que su familia es lo más importante para él. Una vez casado se larga sin saber si va a volver porque lo importante para él es su pueblo, con el que no se ha relacionado nunca, por cierto. A esto se le llama últimamente hacer un Rajoy, aunque se ve que viene de antiguo. Tweet Acerca de Óscar Cuevas Más post de Óscar Cuevas »