← Queridísima Elena: Desde el frente de batalla… Noche en Bombay → La isla de Sajalín noviembre 08, 2009 12 Opiniones Antón P. Chéjov Género : Viajes La idea de viajar a Sajalín, una remota y enorme isla en aguas del Pacífico, al norte de Japón, que albergaba en la época una colonia penitenciaria, y escribir «cien o doscientas páginas» sobre ella se le ocurrió a Chéjov a principios de la década de 1890. La isla de Sajalín puede considerarse el primer reportaje sobre un presidio, realizado con criterios modernos de objetividad. Tweet Acerca de Interplanetaria Más post de Interplanetaria »
Frau Hesselius on 7 noviembre, 2006 at 1:17 pm Leyendo un libro de viajes de Doris Lessing , de los combativos, por cierto, he encontrado una referencia al Viaje a Sajalín (en España también titulado La isla de Sajalín), de Anton Chejov. Chejov visitó ese lugar, que albergaba una penitenciaría, para hacer su tesis doctoral de Medicina. No le admitieron ese trabajo para su tesis y le prohibieron la publicación del libro. ¿Alguien lo ha leído? Tiene una pinta estupenda. Por cierto, ¿existe algún libro de Concha Espina sobre los viajes que hacía con uno de sus hijos a las minas para comprobar las condiciones de vida de los mineros españoles y sus familias? Sé que escribió sobre ello, pero no sé si se publicó. Répondre
KaReN on 7 noviembre, 2006 at 2:06 pm Te dejo unos enlaces de intéres sobre Concha Espina: Entrevista http://www.segundarepublica.com/index.php?id=5&opcion=8 Biografía y Bibliografía http://es.wikipedia.org/wiki/Concha_Espina Répondre
Frau Hesselius on 7 noviembre, 2006 at 2:14 pm Danke. No sé si fue el Gobierno cántabro, o la Diputación, el que editó una biografía de Concha Espina muy buena en la que se hacía referencia a esos escritos y alguna notable andanza más de la señora. Répondre
Pluto on 7 noviembre, 2006 at 9:29 pm El libro de Concha Espina sobre los mineros es El metal de los muertos, lo reeditó el gobierno de Cantabria el año pasado. Répondre
Frau Hesselius on 7 noviembre, 2006 at 9:37 pm Vaya, pues no me enteré. Gracias por la información. Répondre
Pluto on 7 noviembre, 2006 at 9:51 pm Cuenta la leyenda que Concha Espina pudo haber sido Premio Nobel allá por 1930, pro que la Real Academia la vetó por ser mujer. Les parecía humillante que España fuera representada ante el mundo por una mujer, habiendo tantos académicos orondos y barbudos dispuestos a ser ellos los premiados. Otros que se quedaron sin premio nobel fueron: Benito Pérez Galdós, vetado por socialista, en su lugar se lo dieron a José Echegaray (¿quien? ¿Eche… qué?) Y Pío del Río Ortega, que pudo y debió ser premio Nobel de medicina pero que tenía el "defectillo" de ser homosexual y, sobretodo, de no ocultarlo. Répondre
Frau Hesselius on 7 noviembre, 2006 at 10:11 pm A mí Concha Espina me cae muy bien (por esas cosas suyas de irse a las minas o a donde fuera para conocer cómo vivían en realidad los ignorados por los gobiernos, por su proximidad a las gentes del campo y, sobre todo, por mandar a su marido a paseo, a México, para quedarse ella tranquilita en casa, escribiendo a gusto), pero era un rato pesadita como para darla el Nobel (¿alguien se ha leído La esfinge maragata o lo ha intentado y lo ha tenido que dejar en las primeras páginas del viaje en tren?) Répondre
Pluto on 7 noviembre, 2006 at 10:19 pm ¿Cómo se te ocurre llevarte un libro para leer en el tren? En el tren hay que leer el periódico y hablar con el pasajero de al lado (sobre todo si es alguien desconocido). La esfinge maragata es de una prosa alambicada, densa, cuajada de adjetivos, de metáforas y de imágenes, al estilo de Gabriel Miró. Un estilo que, por suerte, pasó de moda hace ya tiempo. Répondre
I on 7 noviembre, 2006 at 10:19 pm Es una suerte que hayan reeditado El metal de los muertos, ya que la edición anterior era Editorial Magisterio Español, en 1978. Una de sus novelas más interesantes, La niña de Luzmela (1909), ya está free: http://www.gutenberg.org/etext/11657 Répondre
Frau Hesselius on 7 noviembre, 2006 at 10:24 pm Gracias, Iñaki. Esa no me la he leído, pero quizá sea su obra más conocida. A Pluto: La esfinge maragata comenzaba con un viaje en tren. Y me quedo con la prosa de Gabriel Miró, que era menos artificial. Répondre
Pluto on 7 noviembre, 2006 at 10:25 pm Otra mujer de bandera que iba "a donde fuera para conocer cómo vivían en realidad los ignorados por los gobiernos" era Concepción Arenal. Visitaba las cárceles y exponía las quejas a los directores de cada prisión. Y si alguno no quería recibirla sequedaba plantada en la puerta de la prisión hasta que lo hiciera. Cuando Victoria Kent fue directora general de prisiones en la Segunda república tenía una foto de Concepción en su despacho. (Creo que ambas escribieron varios libros) Répondre
Pluto on 7 noviembre, 2006 at 10:27 pm Ah, que la esfinge maragata comienza con un viaje en tren… Pues he metido la gamba bien metida. Yo solo he leido un fragmento en Internet y, vamos, el chino mandarín me parece más legible. Répondre