Flashman, Lester y Brown

Antes de que se asuste el lector con el título de esta entrega —que parece el de la razón social de un bufete de abogados—, expliquemos qué es el «knack». El «knack», según le cuenta un adolescente a otro en la película El knack y como conseguirlo, es «el gancho»; la capacidad de seducir a las chicas casi a primer golpe de vista. Hay quien lo tiene y hay quien no, pero ¿puede adquirirse? Con esta comedia juvenil Lester triunfa en el Cannes de 1965. Se que no hay muchos cinéfilos dispuestos a simpatizar con el cine de Lester. Lo más que salvarán será su Robin y Marian, pero yo confieso mi debilidad, tanto por sus películas, como por las de Philippe De Brocca. Ambos son buenos exponentes de la aventura humorística de los sesenta y los tardosesenta. Tras El Knack vinieron Help, Los tres mosqueteros y, en 1975, El cobarde heroico (Royal Flash). Sobre lo que hace Lester con Dumas, mejor no discutir. Me limito a confesar mi devoción sus versiones y a ocultar mi número de teléfono a los aficionados al cine «verdadero» para evitarme problemas. El Flashman que recrea para el cine Lester se basa —por lo que yo recuerdo— en la segunda novela de la serie. Y supongo que, para quien no conozca el punto de partida literario de la película, ésta le habrá parecido, simplemente, una parodia de El prisionero de Zenda. Con todo, se reconoce allí al viejo Flashy y Lester no resulta un mal retratista para nuestro personaje. Insisto: Flashman es fruto de la sensibilidad de los sesenta y reconocible dentro de las visiones críticas de la época. Por momentos Fraser aprovecha esa trama de aventuras y homenaje para soltar sarcásticas coces contra los ideales rancios que pudieran detentar aún los estamentos más conservadores del país. Cuando Flashy reflexiona sobre Balaclava, sobre los estúpidos que son orgullosa carne de cañón, sobre las masas enardecidas y engañadas por políticos y periodistas, que mandan a sus jóvenes a matar y morir por egoísmo o boberías —no se sabe que es peor—, su rabia y desprecio parece no sólo referible al siglo XIX. No toda protesta en los sesenta consistió en llevar flores en el pelo…

Finalmente, algo sobre quién fue Thomas Hughes. Hughes fue un escritor inglés, que en 1857 escribió Tom Brown Schoolday´s, visión nostálgica y propagandística de la educación sana y al aire libre en las escuelas públicas inglesas. Puesto que no es un libro muy reeditado (mi edición es de 1923) voy a obsequiaros con una perla arqueológica sobre Flashman:

“—¿Estaba aquí Flashman entonces?

—¡Sí, y también era un reptil asqueroso! Nunca quiso juntarse a nosotros y se dedicó a adular a los matones, ofreciéndose a servirles y a trabajar en contra de los demás.

—¿Y como no le zurraron? —dijo East.

—¡Oh! A los aduladores nunca se les zurra, son demasiado útiles. Además él había traído de su casa grandes cajones de vino y comestibles; así que se congració con ellos en seguida.”

Fraser escogió al villano más villano del más tradicional y decimonónico tratado de virtudes escolares: a Flashman. Desde luego, empezó pegando fuerte.

Un pensamiento sobre “Flashman, Lester y Brown”

  1. F&L (Fraser y Lester) tienen más cosas en común: Fraser trabajó como guionista en varias de las películas de Lester. Aparte de en El cobarde heroico, colaboraron en Los tres mosqueteros y en El regreso de los mosqueteros. Además Fraser trabajó en los guiones de Príncipe y mendigo, Octopussy, EL guerrero rojo (mejor nos olvidamos de esta) y la serie sobre Casanova que interpretó Richard Chamberlain.

    En lo de Lester, me parece que coincido más con los críticos que contigo, pero las películas de Philippe De Brocca me encantan. En Guardia! me parece uno de las mejores películas de aventuras de los últimos años y Como destruir al más famoso agente secreto del mundo era una sátira excelente de las películas de espías.

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