La espera de las gaviotas

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En marzo de 1993 Ediciones B publicó en su colección «Los libros de CO&CO» un cómic fuera de lo común, todo un ejemplo de lo que la narrativa secuencial puede ofrecer. Tako (colaboración del guionista Yann y del ilustrador Michetz, coautor de la conocida serie Kogaratsu, situada en el Japón medieval) merece un lugar de privilegio. Ambientada a mediados del siglo XVI en el Noroeste de Japón, narra la historia de un padre, Inamura No Sakaki, al que los achaques de la edad le impiden ir a la guerra, con tres hijas (O-Hana, O-Yu y O-Fumi). A diferencia de otras jóvenes, éstas tienen la oportunidad de elegir a sus maridos de entre los samuráis, de familia noble pero empobrecidos por los reveses de la vida, y que esperan alcanzar gloria y khorus en la inminente batalla.

Ellas esperan a sus candidatos, pegadas a la roca con la tenacidad del pulpo mientras conspiran para deshacerse de Kaoru, una joven campesina que calienta las noches del anciano y que puede darle el hijo al que tanto aspira que el clan Inamura continúe, al tiempo que se convierte en la dueña de todo. Las tres hermanas terminarán atrayéndola a una celada y ahogándola en arroz mientras se celebra un torneo de caballos en el castillo. Cuando ninguno de los tres parece haber sobrevivido a la batalla, Sesoko san cabalga por el puente que une la isla aislada, un confinamiento en el que los odios y los miedos se cuecen a fuego lento, y Hondo, el continente. Los tres samuráis se cubrieron de gloria, pero uno pereció de modo que son dos maridos potenciales para tres hermanas casaderas. Sería bueno desterrar la idea del rol pasivo de las hermanas, no sólo en las conjuras palatinas sino en su sexualidad, puesto que todas ellas conceden a discreción sus favores, salvo una que tendrá su noche de pasión y muerte, la única que se nos mostrará realmente, más allá de una crudísima historia de incesto en la que una de sus hijas aprovecha la ceguera del padre. No obstante, y aunque quede en cinta, la paternidad está sembrada de dudas, y el cabeza del clan hace bueno el dicho «creemos lo que queremos creer».

El cómic tiene múltiples niveles de lectura, destacando en especial la simbología del pulpo, el emblema del clan pero también una actitud de pelear y aferrarse a cada giro de la fortuna por encima de todo, y las gaviotas, cuyo voraz y despiadado apetito tiene su traslación humana en las tres hijas. En la página tres, cuando O-Yu arroja al pulpo a las gaviotas, en un juego de planos largos, planos cortos y algún «fuera de objetivo» muy curioso, en el que O-Yu queda fuera y vemos las reacciones de su hermana O-Fumi, hay una frase reveladora que marca la historia: «¡El tako no tiene ninguna oportunidad ante esas gaviotas!». El juego en la playa con las plumas de la gaviota por parte de una de las hermanas, ya en la página 56, la última de todas, revela buena parte de las claves soterradas del cómic.

En una clave puramente occidental, Tako sería una tragedia shakesperiana en estado puro, de esos en los que muere hasta el apuntador. Pero la lectura resulta muy diferente si se acude al on: la suma de obligaciones. Oriente nos ha legado un conjunto de historias magníficas cuyo final dista de ser el happy end tan falso al que nos tiene habituado la filmografía y la literatura occidental. A los ojos de una cultura milenario diferente, el final trágico es coherente con el orden de las cosas, y la suerte de cada personaje responde a la de un balance, a suma de debe y haber.

En esa clave, por ejemplo, se explica el destino de la única pareja de amantes que consuma su amor. Ikita Hidié alcanza su gloria contraviniendo las órdenes del shogun y lanzando un contraataque al frente de sus bushis, movimiento que concede la victoria pero lo deshonra según el estricto código del bushido. Por eso debe morir en seppuku ritual auxiliado por O-Fumi, que sigue los dictados de su corazón y también lo acompaña en la muerte acto seguido.

Si el guión es espléndido, el dibujo resulta apabullante. Tiene personalidad y una belleza plástica fuera de lo común, rompe con primorosa habilidad la tradicional rejilla del cómic franco-belga, y nos ofrece la paleta de colores más hábil al servicio de cada emoción (miedo, alegría, amor frustrado).

Interplanetaria

10 Opiniones

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    hur
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    Este cómic es manga europeo, ¿no?

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    josemiguel
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    No. Aunque se trate de un cómic ambientado en Japón, y ¡qué ambientación!, Tako no es manga ni por asomo; es un magnífico ejemplo de cómic franco belga: buen dibujo, mejor argumento y meticulosa documentación.

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    hur
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    Un detalle, ¿es a color o b/n?

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    josemiguel
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    Creo recordar que era el número 2 de la colección que cito en el artículo. El formato es grande, algo más que lo que es habitual en un álbum europeo, con tapa dura y consta 56 páginas a todo color.

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    Barsoom
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    He leído en otro foro una petición que me ha gustado, algo relacionado con nuestro cómic patrio. También nuestro tebeo tiene pasado, y estaría bien que, de vez en cuando, se publique algún articulito.

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    josemiguel
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    En efecto, nuestro tebeo tiene muchísimo pasado, quizá más pasado que futuro. Pero bueno, seamos optimistas hasta el final, y sí, es cierto, no estaría mal dedicarle algún artículo. Se intentará 🙂

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    josemiguel
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    Sí. Es español, tiene un par de series de éxito y merece el permanente recuerdo. Espero subirlo en breve.

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    Ferm
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    Soy un gran fan de las películas de samurais, y leyendo el artículo me he preguntado si hay material al respecto.

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    quique
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    Pregunta en el foro de cómic, allí seguro que algún aficionado al manga te puede dar alguna referencia.

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    Josean
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    Y no se trata de Gago, supongo.

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