La Ficción Militar II

Ciertamente el “fenómeno Hornblower” crea todo un subgénero literario nuevo, el de la ficción militar. Y sus novelas sobre la Royal Navy –de hecho también se utiliza la expresión “novelas de Royal Navy” para referirse a diferentes series y autores- se convierte en referente para las posteriores sagas de Alexander Kent, O´Brien y otros. Ni he encontrado escrita, ni aspiro a fabricar, una definición del termino literario “ficción militar”, pero creo que los requerimientos formales de este género piden que se cumplan, en la medida de lo posible, una serie de convenciones: Que se trate de una serie de novelas y/o relatos; que el personaje principal sea un profesional del ejército; que la acción tenga un fuerte contenido bélico –no se trata de las meditaciones de un sargento en una garita…- y que la evocación de los ambientes históricos sea correcta y especialmente cuidadosa en la descripción del funcionamiento y organización de los ejércitos que intervienen en ella.

Eso define “grosso modo” lo que un lector de series de ficción militar espera encontrar en las novelas de Forester, Sharpe o Bolitho. Todo esto y además, claro está, algo siempre irrenunciable: calidad literaria. Como en cualquier narración, nada de esto se sostiene sin buenos diálogos, buen argumento, ritmo adecuado, litro y medio de imaginación y algunas novedades de una entrega a otra.

Si en Forester cristalizó el género, hubo antecedentes ilustres. De hecho casi todas las convenciones anteriormente apuntadas las cumple y de manera sobrada Arthur Conan Doyle cuando inicia, a fines del XIX, su serie sobre Gerard. Sus relatos sobre el húsar francés Etienne Gerard son de obligada lectura e hito fundamental de la ficción militar y del cuento humorístico de aventuras. Y hay otros casos… Hacia 1924 aparece Beau Geste, del escritor británico Sir Percival Wren. Posteriormente irán viendo la luz Beau Sabreur, Beau Ideal, Good Gestes y Spanish Maine. Este ciclo –antaño totalmente editado en España- narra en buena parte la vida en la Legión Extranjera Francesa. Y alguna que otra serie dedicó Wren a la Legión Extranjera Francesa en Indochina –Un fuerte en la jungla,etc. (ciclo de Sinclair Dysart)-

A mi entender el primer antepasado de los Hornblowers y Sharpes que ahora leemos fueron las novelas-memoria de soldados de hace unos cuantos siglos. El Simplicissimus, que pone sobre el papel las vivencias de un soldado alemán de la Guerra de los Treinta Años, o nuestra Vida del Capitán Contreras (siglo XVII). Las memorias de todo tipo –y las de guerra entre ellas- siguieron proliferando como género literario. Y fue peculiarmente nutrido el lote de recuerdos escritos por oficiales y soldados participantes en las Guerras Napoleónicas. Algunas de ellas, por ejemplo, cita haber consultado Conan Doyle para sus historias de Gerard, y supongo que otras habrán sido profusamente utilizadas por Forester, Cornwell y otros cultivadores de este tipo de ficción. Son abundantes y no parece enteramente casual que tanto de este género tengaque ver con el periodo napoleónico.

Finalmente quiero hacer mención a MacDonal Fraser y su Flashman, a quien parece ser veneramos unos cuantos… Y eso pienso hacer. Pero será en la próxima columna.