← El hombre sonriente La historiadora → El Amuleto de Samarcanda agosto 30, 2005 Sin opiniones Jonathan Stroud Londres, 2003. La magia rige la política y los negocios. Por eso, cuanto más importante es un mago, más influencia y poder tiene. Desde pequeños, los futuros magos son separados de sus familias, pierden su nombre y un mago se encarga de su severísima educación; a los doce años, reciben el nombre oficial, según el cual serán reconocidos como magos y como hombres, así como su primer par de lentes, que les permite ver algo del mundo de los espíritus. El poder de los magos es ilimitado -en función de su saber- y la mayoría trabaja para el Gobierno. La corrupción está a la orden del día y la amistad es sólo una cuestión de estrategia. Cuantos más poderes tiene un mago, más capacidad tiene de convocar a los distintos espíritus y conseguir lo que quiere. Nathaniel es un joven aprendiz de mago, tomando sus primeras lecciones en el arte de la magia, pese a la relación de desprecio constante (y mutuo) que tiene con su maestro. Pero cuando un retorcido hechicero llamado Simón Lovelace le humilla delante de todos sus conocidos, decide que ya es momento de superar a su maestro y demostrar a Lovelace quien es el jefe. Concentrado en su venganza, aprende uno de los conjuros más difíciles existentes: la invocación del poderoso genio Bartimeo. Pero invocarlo y controlarlo son dos cosas muy distintas, y cuando Nathaniel le envía a robar a su rival el poderoso Amuleto de Samarcanda, se encontrará atrapado en un torbellino de espionaje mágico, asesinato, chantaje y conspiraciones. Primera parte de la trilogía de Bartimeo a la que seguirán El ojo del golem y La puerta de Ptolomeo. Tweet Acerca de Interplanetaria Más post de Interplanetaria »