El Camino de los mitos II

El volumen de relatos y poemas mitológicos aqui presente ha sido confeccionado en base al segundo certamen literario de LaRevelación. En las páginas interiores podrás disfrutar de las aventuras de un mesenio rodeado de dioses, del Olimpo al completo en un decadente café, de futuros antólogos desenmarañando virtuales textos antiguos, de las divinidades jugando con los humanos como en un juego de mesa, de una lira y un emperador romano artista, etc. El libro está ilustrado con unos magníficos dibujos que sin duda completan a los textos de una manera tan certera como plástica.
Los autores de este compendio de textos son tan variados como los propios escritos que mostramos. Un periodista aquí, un guionista ahora, un fotógrafo allí, un filósofo acá…; un israelí, un argentino, un colombiano, un cubano, varios españoles… Lo que les une es que todos son escritores, todos sienten esa pasión por contar narraciones y narrar cuentos. En esta ocasión, el mito les ha unido, un camino que emprendimos hace más de cuatro años y que nos ha dado la posibilidad de publicar a más de veinte autores con un futuro brillante. Confiamos en que sea de tu agrado, que los relatos te cautiven y que los poemas te envuelvan como lo hicieron los que hace un año te ofrecimos.

ANTICIPO:

LA SOLEDAD LÚCIDA DEL DESPERTAR.
“Desciende a las profundidades de ti mismo,
y logra ver tu alma buena.
La felicidad la hace solamente uno mismo
con la buena conducta”.
“Filosofía es la búsqueda de la verdad
como medida de lo que el hombre debe hacer
y como norma para su conducta”.
Sócrates
I
Despierto en un nuevo día. Otro día que no tiene nada de nuevo. Otro día de eterna reflexión.
Muros, arena y cielo. Ese es mi mundo. Eso es todo lo que me rodea.
Apenas logro recordar si hay algo mas allá de estos muros, si alguna vez estuve al otro lado o si siempre estuve aquí, si es esta mi cuna y mi hogar. Breves destellos mantienen mis dudas, pero no logro distinguir esas pequenas visiones de los sueños que cada día me atormentan.
La soledad se va haciendo cada vez mas pesada. Resulta difícil vivir sin respuestas y sin alguien a tu lado que pueda dar explicación a los interrogantes
que nos torturan.
¿Qué mundo es este en el que me encuentro? Si es esta mi casa, ¿Dónde están los otros? ¿Dónde esta mi madre? ¿Tengo madre o soy un simple capricho de dioses? Y si la tengo, ¿por qué no esta junto a mí? ¿Qué puede ser tan fuerte que obligue a una madre a abandonar a un hijo? ¿Por qué no estoy yo donde ellos están? ¿No hay mas como yo?…
Miro al cielo y justo en ese instante una bandada de aves lo atraviesa en dirección al Sol, buscando el calor de Helios. Las observo volando juntas como si fueran una, con una precisa separación de dos pies, una al lado de la otra en forma de punta, hasta que desaparecen sobre el muro. Ojalá tuviese
el don de la ornitomancia que solo Apolo puede conceder y poder dar contestación a algún interrogante. Pero no he caído en su gracia.
Sin duda el don del vuelo también resulta bastante atrayente. Poder observar
los dominios de Gea y junto a los Anemoi acariciar las olas de viento que estos provocan, disfrutando de la belleza de las vistas que solo los pájaros pueden gozar. Hoy, una leve brisa de aire frío se escucha en los cielos. Para precisar cual de los cuatro Anemoi es el que sopla, fijo la atención en alguna hoja o brizna de hierba que se desplaza flotando sobre alguna corriente de viento. Las hojas vuelan en dirección al sur, Boreas es quien resopla desde el norte. Eso significa que vendrá frío y lluvia.
Comienzo uno de mis tres paseos diarios donde vuelvo a inspeccionar
todo en busca de respuestas. De nuevo algo ha cambiado. Más huesos aparecen
esparcidos por el suelo y otra vez un escalofrío recorre mi espina dorsal
¿En qué momento el asesino invisible vendrá a por mi? ¿Cuándo será
mi turno? ¿Cuándo pondrá fin a este tormento? Todo parece indicar una tortura psicológica de algún monstruo que disfruta recordándome la proximidad de la muerte. Pero… ¿por qué? No recuerdo haberme enfrentado o haber ofendido a monstruo alguno.
El sol esta ya en lo alto. Después de unas horas caminando aparezco de nuevo en el punto de inicio. Me recuesto y siento un sopor que me adentra en un breve sueño. Tras el descanso retomo el camino por otra salida. Más
de lo mismo. Pasan las horas. De pronto:
!Bummm! !Pommm! !Bummm! !Pommm!
!Otra vez ese sonido de tympanon! Me mareo. Necesito hincar las rodillas en el suelo, las manos en la arena, los brazos empiezan a perder su fuerza, no me…
II
Despierto. Las estrellas siguen en la única ventana que hicieron en esta construcción. Una ventana al cielo. ¿Quién querría mirar sólo hacia el cielo?
Aunque pensándolo bien es la belleza de la bóveda celestial lo que mantiene mis ganas de vivir en esta continua incertidumbre. ¿Será el mundo consciente de lo que puede disfrutar en todo momento? El cielo es sin duda un tesoro que no distingue fortuna, ni clases, está ahí disponible para todos ofreciendo su belleza sin exigir nada a cambio. Pero preferimos no verlo, ignorarlo y mirar al suelo.
Todos mis despertares se producen en el mismo sitio, una estancia redonda con cuatro salidas. Cada salida lleva a un infinito número de pasillos que conducen al punto de partida bien por la puerta que se tomó como salida, bien por una de las tres restantes. En esa única estancia sólo dispongo de cinco calaveras que utilizo como cuencos para aprovechar el agua de lluvia. Los orificios están tapados con trozos de cuero de sandalias y trozos de corcho de algunos coturnos que aparecen al lado de los cadáveres. Todo ello envuelto con tiras de algunos tejidos desgarrados que se pueden encontrar en los pasillos propios de algún quitón o exomis, incluso alguno más grueso de algún himatión, y que ofrecen un hermetismo que impide la perdida de líquido.
El suelo es de roca y arena. La arena parecía cubrir todos los bloques en un principio, pero el paso del tiempo hizo que esta se desplazase hasta el muro dejando al descubierto la simétrica colocación de los adoquines perfectamente labrados.
Los muros recios son de un metro de profundidad por cinco de altura. La construcción sin duda es obra de un gran arquitecto.
Cuando camino por los pasillos apenas puedo reconocer los sitios por donde paso, los huesos parecen moverse cada noche y donde antes había un húmero al día siguiente aparecen unas costillas unidas a la columna vertebral, un cráneo, un fémur o simplemente no hay nada.
Analizando los huesos muchos aparecen partidos o con fisuras lo que indica que la violencia utilizada contra los cuerpos debe ser terrible. El monstruo debe tener una fuerza descomunal.
El día transcurre con normalidad. Ningún indicio de vida. Me tumbo en el centro de la estancia con las manos tras la cabeza. Está anocheciendo y van apareciendo las primeras estrellas. El cielo con sus tonalidades azuladas y violáceas en este atardecer es todo un espectáculo. El horizonte debe estar hoy como nunca e incluso el Sol parece retrasar su ocaso lo más posible como protagonista de excepción.
BUMMM!!POMM!!BUMMM!!POMM!!
Ahí está de nuevo!! ¿Qué signifi…

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Interplanetaria

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