El mago de la guerra

Jasper Maskelyne fue uno de los magos británicos más conocidos del siglo XX, criado en una familia de famosos ilusionistas inventores de artefactos de magia que a todos nos suenan hoy día.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial ofreció con empeño patriótico sus servicios al ejercito inglés con la idea de que su magia podía ser muy util en el campo de batalla.

Pese a las continuas reticencias, consiguió ser destinado en el norte de África justo cuando los británicos se batían en retirada y el Africa Korps alemán asediaba El Cairo.

Ante la desesperada situación por la potencia y excelente preparación de la maquinaria de guerra nazi, dirigida por el mariscal Rommel, apodado el zorro del desierto, pronto el mando inglés se agarra a toda posibilidad para hacer frente al contrario y se fraguan algunas de las sugerencias de Maskelyne: armar ejércitos falsos, despistar con trucos de ilusionismo, convencer a potenciales aliados con espectáculos de magia, hacer desaparecer objetivos vitales a la vista del enemigo, hasta fraguar el mayor engaño militar de la historia en la batalla de El Alamein: una victoria que cambió el signo de la guerra como por arte de magia.

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Interplanetaria

1 Opinión

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    Jaro
    on

    La Paramount ha anunciado que hará una película nspirada en este título protagonizada por Tom Cruise, supongo que esa es la razón de su publicación.

    Es la historia de un prestidigitador enrolado en el ejército inglés en la guerra mundial en el que se dedicó a tomar el pelo a los alemanes con trucos como colocar luces en el desierto simulando el perfil luminoso de Alejandría al tiempo que todas las luces de la ciudad se apagaban, de manera que los bombarderos alemanes enviados esa noche para borrar la ciudad del mapa se dedicaron a arrasar una parcela de dunas, dejando Alejandría intacta.

    Aunque el libro, inmerso en la tradicón anglosajona, tan egocéntrica como todas las culturas, atribuye a este señor la invención de este tipo de artimañas bélicas, lo cierto es que se trata de un invento de los soviéticos, ellos la llamaban "maskirovka", y fue el ejército rojo el que la utilizó con más profusión y más éxito contra los nazis.

    Por cierto, en la guerra civil española también se dieron varios casos de masivo engaño del enemigo: así Queipo de Llano atemorizó a los sevillanos haciendo recorrer una y otra vez las calles de la ciudad con camiones vacíos que parecían llenos de soldados, o los republicanos consiguieron pillar a los rebeldes con los pantalones bajados en Brunete.

    Ya dijo alguien que la victoria tiene muchos padres, y la derrota ninguno.

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