Ella, tan amada

Annemarie Schwarzenbach, escritora, arqueóloga, fotógrafa, periodista y viajera, es una mujer siempre a la espera, y siempre huyendo de su turbador paraíso perdido. Una mujer que no cesa de buscar palabras para sus libros, imágenes para sus reportajes, mujeres a las que seducir, hombres a los que hechizar.

Soledad y coraje para escapar de un papel que la encorsetaba, de su rica familia de industriales, del fatal juego de espejos con la madre Renée. Amores en los que anularse y, una y otra vez, poner en jaque el equilibrio. «¿Cuánto tiempo más estaremos sin vernos?», le pregunta al amigo que la rehuye, antes de huir también ella, siempre más lejos, para construir un laberinto en el que perder a todo el mundo y reencontrarse, finalmente, a sí misma. ¿Quién es realmente Annemarie? ¿La desconcertante criatura de cuerpo efébico de la que uno se enamora con facilidad por su habilidad para ser siempre otra? ¿O la apasionada y autodestructiva amiga de los hijos de Thomas Mann, los «terribles gemelos» Klaus y Erika? ¿Es la sofisticada e independiente consorte del diplomático francés Claude Clarac? ¿O la escritora a la deriva en la Europa incendiada por el nazismo, expulsada del refugio de Engadina y empujada al exilio de Oriente, a los desiertos de Persia y Babilonia? ¿O acaso la morfinómana, la esquizofrénica que se pierde en un viaje hacia los límites de la propia identidad, desde el Hospital Bellevue de Nueva York hasta la jungla tropical del Congo, ese espacio fuera del tiempo en el que reencontrar las palabras que podrían salvarla de la noche y la locura, de sí misma, del mundo? Ella, tan amada, como reza el verso de Rilke, es todas estas mujeres y ninguna a la vez. Thomas Mann le dijo en una ocasión: «Si usted fuera un muchacho tendría que ser declarado excepcionalmente hermoso.»

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Interplanetaria

10 Opiniones

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    Pluto
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    "Una novela que trate sobre nuestra época tiene que ser fuerte, radical, llena de carne y de visiones, de trances, de fragmentos de discusiones sobre política, sobre metafísica, sobre problemas artísticos y sociales", (pág.123) dice uno de los personajes y ése parece haber sido el proyecto de Melania Mazzuoco, una escritora difícil, de complejas estrategias narrativas, pero que si lees con paciencia te recompensa con personajes de un verismo psicológico muy logrado, al estilo de Clarice Lispector.

    Mazzuoco ha empleado los resortes de la novela para componer una biografía de Annemarie Schwarzenbach, escritora y viajera suiza a la que tocó vivir en el convulso periodo de entreguerras, en el que se desenvolvió como un gorrión en medio de un huracán, afrontando el reto con tesón y valentía pero condenada por su fragilidad a un final de tragedia.

    "El encanto no puede o tal vez no debe ser descrito. La personalidad está formada por miles de detalles únicos, irrepetibles. La manera en que una mujer habla o camina, mira o sonrie. Ésta es la pérdida definitiva, irremediable, y ningún periodista, ni siquiera un amigo, habría podido describir el hechizo de la presencia de Anne. Y esto, que tal vez fuera todo, permanecerá inaferrable, y sobrevivirá solo en sus emocionados recuerdos y en los de sus amigos, y luego se desvanecerá del todo, porque este tiempo nuestro sin dioses y sin mitos no transforma a las personas especiales en una fuente o en una hermosa flor, y para entonces Annemarie se habrá perdido del todo." (pág.539)

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    Magnolia de acero
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    Creo que es buena idea al hablar de un libro o un autor mencionar otros que le son afines. A mí, por ejemplo, me atraen poderosamente Clarice Lispector y su maestra: Virginia Woolf.

    Si dices que esta escritora italiana, a la que no he leído, escribe al estilo de ellas me siento tentada a acercarme a su novela.

    Gracias por la pista.

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    Jinete del salario p
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    Hola, Pluto, hacía tiempo que no te veía por aquí.

    No he leído nada de Lispector ni de Mazzuoco, pero precisamente por eso me interesa lo que podais contarme sobre ellas.

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    Frau Hesselius
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    Perdón por interrumpir, pero esa escritora, Mazzuoco, ¿no es la de Vita? ¿No es un tanto empalagante?

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    Pluto
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    Hola, Jinete. ¿Te importaría aclararme el sentido dde tu nombre? (Te lo preguntaría en mensajería privada, pero no estás registrado) Creo recordar, de mis tiempos de quinceañero aficionado a la CiFi que es el título de un relato emblemático del género.

    Frau Hesselius, no interrumpes nada. Mazzuoco es, en efecto, autora de una novela titulada Vita publicada el año pasado por Anagrama. Vita es una novela espesa y difícil (por lo menos para mí), y me ha gustado mucho más Ella, tan amada.

    Hay un fuerte paralelismo entre ambas obras: están escritas con el estilo denominado "flujo de conciencia", o sea, que cuesta un huevo meterse en la historia, pero una vez que estás dentro andas por las páginas como hipnotizado, en trance hacia otra realidad. Y tanto en Vita como en Ella, tan amada la protagonista es una mujer y su relación con el ttiempo histórico que marca su vida.

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    Pluto
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    Sobrer Clarice Lispector: con quien más se la ha comparado es con Virginia Woolf. Ambas, en la senda de James Joyce, emplean el flujo de la conciencia. El caso español más cercano pienso que es Juan Benet. Pero mientras que Joyce, Woolf y Benet me resultan intragables, disfruto con Lispector y Mazzuoco.

    La obra de Clarice Lispector es tan subjetiva que se ha dicho de que no es prosa, sino poesía. Ella misma dijo que precisa de una "lectura irracional", no siguiendo el esquema del planteamiento-nudo-desenlace.

    Yo diría que es una literatura de la sensibilidad, no del argumento, de los matices, no de los objetos.

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    Pluto
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    Quise decir:

    "La obra de Clarice Lispector es tan subjetiva que se ha dicho de ella que no es prosa, sino poesía."

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    Frau Hesselius
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    ¿Es que sólo la poesía es subjetiva? ¡Hay que ver cuántas tonterías se dicen para rellenar huecos! Me refiero a huecos de periódicos, de contraportadas de libros, …

    Gracias por la aclaración sobre la Mazzuoco. Era lo que me temía, aunque parece que a ti te ha gustado.

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    Magnolia de acero
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    En efecto, Frau Hesselius, no sólo la poesía es subjetiva, también lo son, y lo son mucho más, los periódicos.

    Y las contraportadas de los libros: puro surrealismo.

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    Jinete del salario p
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    Eso, eso, para literatura surrealista la prensa, sobretodo los periódicos deportivos.

    Pluto, perdona el retraso en responder a tu pregunta sobre Jinetes del salario púrpura, es un relato de ciencia ficción, como dices, de Philip J. Farmer, aunque no sé si yo lo llamaría emblemático. Como recordarás describe como en el futuro la tecnología permite a todo el mundo vivir sin dar ni golpe, todos viven en la opulencia al recibir un sueldo del Estado: el salario púrpura. Es fácil entender que me sienta identificado con esa historia ¿verdad? 😉

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