Fobos

Fobos es un duro viaje de regreso a casa, una mirada al lado más oscuro de un ser perverso, una lucha agónica por sobrevivir, una leyenda entre bárbaros, una lucha silenciosa entre dos razas enemigas e imposibles, una búsqueda obsesiva del saber absoluto… Situaciones extrañas y mundos imposibles que se entretejen en esta colección de veintidós relatos que, con claros referentes mitológicos, explora las dudas, complejos, debilidades humanas tras los disfraces propios de la literatura fantástica. Manuel Amaro Parrado nació en Andújar, Jaén, en 1976. Es licenciado en Ciencias Matemáticas y en Ciencias y Técnicas Estadísticas, y ejerce como profesor en el IES Jándula de Andújar. Compagina sus compromisos literarios con actividades en pro del desarrollo y la difusión de las matemáticas. Ha sido galardonado con diversos premios literarios, tales como el II Certamen Literario de Arte Joven de Mérida, o el XIII Certamen Internacional de Relato Corto «José Toral y Sagrista». En la actualidad está ultimando una novela con tintes de fantasía heroica, basada en el último de los relatos escritos para este libro: El Observador.

ANTICIPO:
Vamos, perezoso, que son las seis y media.
Trini me daba golpes en el brazo y pellizcos en la pierna para que me levantara.
 -¿Y qué? -pregunté de forma poco inteligible.
 -Ya sabes. Hoy es lunes, hay que trabajar, ganar dinero para dar de comer a tu hija…
 -…y para dar de comer a los chupones del gobierno.
Ella lanzó una carcajada y pasó una página.
 (una página)
La pude escuchar. Era un sonido dulce, de papel viejo. Entonces abrí los ojos y me incorporé violentamente.
 -¿Qué haces? -pregunté. Trini me miró, aunque por suerte no se percató de mi enfado injustificado.
 -Ayer te dormiste con la agenda sobre el pecho. Es curioso, sólo tiene treinta y una páginas.
 -Eso ya te lo dije yo anoche. Supongo que será para que compres una agenda cada mes -bromeé-. A eso se le llama marketing.
 -No creo que el marketing agresivo que tú y yo conocemos existiera cuando hicieron esto. Mira las tapas, juraría que están cosidas a mano.
 -La verdad es que es preciosa. ¿Seguro que la ha comprado por trescientas pesetas?
 -Eso me dijo y no creo que mintiera.
 -De todos modos no me gusta que haga este tipo de compras a mercachifles ambulantes. No son de fiar y ella tiene sólo doce años -volví a coger la agenda y me sentí extrañamente reconfortado.
 -¿Y qué vas a hacer? No la usarás, ¿verdad?
 -No creo. Esto debe de ser una pieza de museo. Intentaré informarme de su precio real. Incluso puede que sea material robado. Por el momento la voy a guardar.
Mentí descaradamente y lo hice tan bien que ella me creyó. Sentía cada vez más una exasperante necesidad de escribir sobre aquellas páginas amarillentas. Con mucho pesar, la guardé en el cajón de la ropa interior antes de irme al trabajo. Cogí mi maletín, saqué el coche y antes de media hora me encontraba en la oficina, cómodamente sentado en mi sillón, esperando que Lucía, mi secretaria, trajese un café bien cargado que me despejara de la modorra matutina.
Lucía dio dos golpes en la puerta antes de entrar. Yo le había dicho cientos de veces que no hacía falta que llamara, que después de dos años de trabajo juntos había cierta confianza, pero ella se empeñaba en seguir guardando las distancias.
 -Vaya, Carlos, esa libreta antigua es preciosa -me comentó antes de salir.
 -¿Qué libreta? -pregunté.
 -Esa que asoma por su maletín.
Miré al maletín, volcado en el suelo junto a mis pies. Allí estaba ella, mostrando orgullosa su trabajada y a la vez sencilla encuadernación de cuero.
 -No es una libreta -dije procurando ocultar mi estupor-. Es una agenda que…
 (no debería estar aquí)
 …me regalaron ayer -decidí omitir que me la había regalado Mari. Me pareció un regalo fuera de lugar para una niña.
 -Siento no haber podido ir a su cumpleaños. Ya sabe que mi novio es un poco raro y se siente cohibido en ese tipo de reuniones. Y no fui sola porque no quise tenerla con él.
 -Lo comprendo -concluí sin prestarle atención. Mientras ella salía silenciosa yo intentaba recordar. Estaba tan seguro de haberla dejado en el cajón…, pero se encontraba allí, en el maletín, deseosa de salir, deseosa de que alguien escribiera en sus hojas. La sostuve entre mis manos y respiré profundamente al sentir su tacto cálido y suave. Volví a escuchar aquella bella voz que susurraba en lo más recóndito de mi cabeza, la voz que me suplicaba que escribiera. Recelé un instante porque tenía la rara sensación de que algo iba mal,
 (¿quién ha abierto el maletín?)
 una impresión que me revolvía las tripas y me llenaba de inseguridad,
 (yo no he abierto el maletín)
 como si hubiera salido de casa sin coger las llaves y no me hubiese dado cuenta. 
Pronto me olvidé de todo ello y me dejé seducir por la voz. Cogí una pluma del portalápices y decidí que no pasaría nada por escribir algunos datos en ella. ¿Para qué eran las agendas, si no? Abrí el cajón y saqué una pequeña tarjeta.
 -Simón Castellanos Vivar. Asesor jurídico. Eres afortunado -dije para mí-, vas a ser la primera persona
 (desafortunada primera persona)
 en ser apuntada en mi nueva agenda.
Apunté el nombre y el teléfono y tiré la tarjeta a la papelera. Me sentí en extremo aliviado y por un breve momento tuve la sensación de que había hecho algo horrible.
 "Claro que he hecho algo horrible -pensé-. He escrito en una agenda que puede valer una fortuna".

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Interplanetaria

5 Opiniones

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    Medicea
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    Acabo de terminar de leer el libro (Fobos) y me ha parecido sumamente original. La calidad de los argumentos es lo que más me ha llamado la atención, así como la capacidad del escritor para adaptarse al contenido utilizando diversas formas de escritura.

    No dejéis de leerlo, aunque he de avisar…engancha!!!!

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    Lope
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    Me ha encantado. Este fragmento pertenece al relato «la agenda», uno de mis favoritos. El que más me ha gustado ha sido «El vendedor de sueños»

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    le
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    En efecto, Lope, es un fragmento de «La agenda», el relato que abre el libro. Me alegra saber que te ha encantado.

    Tu comentario es muy halagador, Medicea. ¡Gracias por recomendarlo!

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    ana belen
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    me gusto mucho tu libro y me llena de orgullo de verte en estas paginas.Mis mas sinceras felicitaciones y un beso muy grande para ti Manolo.Nunca cambies porque eres excepcional. Este humilde comentario es de alguien k te quiere mucho.

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    le
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    Muchas gracias, Ana Belén!

    Por tus palabras doy por hecho que nos conocemos y bastante, aunque siento decirte que no tengo ni la más remota idea de cuál de las «anabelenes» que conozco eres.

    En fin. Algún día te veré y me lo contarás.

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