← Frankenstein o el nuevo Prometeo Pirámides → La aventura del tocador de señoras julio 02, 2003 3 Opiniones Eduardo Mendoza Género : Negra El detective loco, de El Misterio De La Cripta Embrujada y El Laberinto De Las Aceitunas, consigue salir del sanatorio mental en el que se encontraba encerrado en las dos aventuras anteriores y comienza una nueva vida como peluquero en el renovado barrio Barcelonés del Raval. Sin embargo la fortuna no le es propicia y se ve envuelto en un asesinato, del cual deberá librarse para no ser acusado de homicidio, volviendo a su faceta de detective. En esta novela se hace un repaso de los barrios barceloneses, desde los más relucientes hasta los más sórdidos y en todos, nuestro protagonista encuentra gente que no quiere que la verdad salga a la luz. Una divertida visión de la Barcelona de los años noventa en la que el personaje del loco es sin duda el más cuerdo de todos ellos, recién salido del sanatorio mental es recluido en otro sanatorio aun más grande, la vida real. Tweet Acerca de Interplanetaria Más post de Interplanetaria »
Enigma on 12 julio, 2003 at 3:14 am "Cuando sus piernas (bien torneadas y tal y cual) entraron en mi lugar de trabajo, yo ya llevaba varios años hecho un merluzo. Pero aunque con esta súbita aparición dio comienzo la aventura que me propongo relatar a renglón seguido, no dispondría el lector de los datos necesarios para comprender bien sus entresijos si no los retrojese (el lector y el relato) a un momento anterior, e incluso a sucesos previos, y no expusiese del modo más sucinto un prolegómeno." Así empieza esta novela… Pienso que un relato te tiene que gustar desde la primera frase y esta lo hace, buenisima y muy divertida. Répondre
Titanic on 12 julio, 2003 at 6:29 am Le daré una oportunidad. Mendoza me parece muy bueno, pero sus novelas del detective tonto no son de lo que más me entusiasma de él. Sin embargo probaré porque ya me ha picado el gusanillo… aunque para eso están estas webs, ¿no?. Para abrir el apetito de la gente. Répondre
quique on 13 julio, 2003 at 10:37 am Es un tío que se lee con suma facilidad, y eso siempre es de agradecer: piensa en sus lectores y deja sus neuras al margen. Répondre