La conquista de Camboya

Trescientos años antes de que la imaginación de Rudyard Kipling convirtiera a los soldados Daniel y Peachy en amos de Kafiristán, o de que Emilio Salgari fabulara para Sandokán y Yánez, la conquista de un imperio indostánico, un español y un portugués tuvieron en sus manos, durante dos turbulentos años, la corona de Camboya. En 1596, los dos imperios ibéricos -unidos en aquel momento bajo un mismo rey- habían llegado al límite de su expansión. En su confín, las Filipinas, apenas había recursos con los que hacer frente a las graves amenazas que se cernían sobre el dominio hispano. Eso no impidió que el castellano Blas Ruiz y el portugués Diego Veloso convencieran al gobernador de Manila de la oportunidad de enviar una expedición a Indochina, donde las circunstancias brindaban la ocasión de pescar en río revuelto. Cuando el jefe de la expedición decidió regresar a Manila, los dos aventureros resolvieron proseguir por su cuenta y riesgo la jornada. El autor convierte al soldado Juan Díaz -uno de los contados supervivientes de aquella expedición- en cronista apócrifo de una atroz epopeya, de una sangrienta quimera que sólo podía terminar en desastre, pero que en su propio fracaso reveló su auténtica grandeza: la grandeza de unos hombres que supieron encarar el triunfo y la derrota con la misma ecuanimidad