Leonor

Monasterio de Santa Clara, enero de 1384:

Fui traidora, mentí, intrigué y hasta impulsé puñales ajenos, cierto, pero ese es el negocio cortesano. Ésa, la fuerza que mueve a una corona… Alejaos, fantasmas del pasado. Dejadme sola con mi dolor y mi fracaso. Todo lo tuve, todo lo perdí. ¿Qué más castigo merezco?

Leonor, hija de Martín Alfonso Telo de Meneses, es casada con apenas 15 años con Joao Lourenço da Cunha, un noble rural. En el mismo año que nace su hijo muere el rey Don Pedro y su hijo Don Fernando sube al trono. Con la excusa de la viudedad de su hermana, Leonor llega a la corte donde con su belleza y juventud brilla con luz propia hasta enamorar al rey Fernando. Pasa un tiempo como la amante del rey pero la infanta Beatriz, cuando se entera ve peligrar el trono e intenta devolverla junto a su marido. Leonor juega fuerte. Está embarazada y consigue quedarse en palacio.

Este es el arranque de la magnífica y casi desconocida historia de Leonor Teles de Meneses, esposa de Fernando I, el Hermoso, rey de Portugal. Intrigante y adúltera para unos; culpable de la crisis política y económica por la que atravesó Portugal en el siglo XIV para otros, lo cierto es que, bella, ambiciosa e inteligente, fue, simplemente, una mujer libre y decidida que en muchos aspectos se adelantó a su tiempo. En las páginas del libro, su vida se irá desgranando en una historia de amores y desamores, de pasión y muerte a la que ni el mismo diablo será ajeno.

María Pilar Queralt del Hierro es licenciada en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado, entre otras, las novelas históricas Inés de Castro, Los espejos de Fernando VII, De Alfonso, la dulcísima esposa y La pasión de la reina.

ANTICIPO:
Lo cierto es que la Infanta doña Beatriz me recibió con los brazos abiertos sin que nada hiciera sospechar las diferencias que años más tarde acabarían por enfrentarnos. Me pareció una mujer extremadamente bella, de movimientos pausados y elegantes, sin dejar por ello de mostrarse enérgica y segura de si. Era, además, una mujer alegre y risueña, cuya compañía era un privilegio y a la que solo podía achacársele un defecto: la exageración con que procuraba por sus rubios cabellos, y el tiempo que consagraba al cuidado de su persona para desespero de quienes tenían la obligación de complacerla.

Tal vez por ello, el rey, su hermano, había destinado a su servicio un grupo de esclavas musulmanas conversas, obsequio del rey de Granada, quienes, pese a haberse bautizado, conservaban muchas de sus tradiciones. Ellas le preparaban lociones para suavizar sus rizos, le destilaban fragancias embriagadoras, le enseñaban como acentuar su mirada o pulían sus uñas hasta dejarlas extremadamente brillantes.

Con una cierta frecuencia, la sumergían en una gran tina de madera que previamente habían llenado de agua de rosas. Los pétalos de las flores flotaban y se posaban delicadamente sobre el cuerpo desnudo, blanco y menudo de doña Beatriz componiendo un sugerente juego de color y sensualidad. Junto a la tina, las conversas encendían un par de pebeteros donde quemaban plantas aromáticas mientras que, acompañándose del laúd y de otros instrumentos que me eran desconocidos, entonaban extrañas salmodias. Doña Beatriz, mientras tanto, permanecía en el agua con los ojos entornados y sumida en un placentero duermevela, mientras la mujer de más edad la frotaba suavemente brazos y piernas con sustancias que me eran desconocidas. Luego, acabado el baño, la envolvían en un fino lienzo de lino y, una vez seca, se recostaba en el lecho donde perfumaban sus cabellos, suavizaban su piel con aceites de olor y ungían con bálsamo hasta los rincones más recónditos y prohibidos de su cuerpo. El humo y la penumbra creaban una atmósfera irreal, en la que yo, escondida tras un tapiz, me sumergía presa de una extraña agitación. ”Algún día, —me decía—, algún día, seré yo quien se regale en la tina; seré yo a la que perfumen el cabello; seré yo quien dirija tan sabias manos…”

Ignoraba cuales eran los propósitos de doña Beatriz al someterse a tan extraño rito doméstico. Unos decían que, después, recibía a un joven desconocido en la intimidad de sus aposentos; otros, que el baño le favorecía el sueño puesto que, desde que contempló el trágico final de su madre, sufría de pesadillas y, los más atrevidos —como mi hermana o Brianda—, aseguraban que esa era la liturgia requerida por un extraño sortilegio para conservarse eternamente joven y deseable… ¡Qué importaba! Lo único cierto era lo que me decía mi intuición :que en la sabiduría ancestral que guiaba las manos de aquellas mujeres se hallaba la clave que iba a darme el poder.

Lo que ignoraba es que no era la única que gustaba de contemplar tal espectáculo. Una tarde, viendo que se estaba disponiendo todo lo necesario para el baño de la Infanta, me dirigí a mi escondite. Cual no sería mi sorpresa cuando en el pequeño reducto que quedaba entre el tapiz y una arquería ciega descubrí una presencia inesperada. Era un hombre alto, fuerte, hermoso…De mandíbula potente y nariz ligeramente aguileña, sus cabellos rizados y castaños le caían sobre la frente y enmarcaban dos grandes ojos oscuros que me miraron entre pícaros y sorprendidos. Al momento una mano fina y firme me tapó la boca mientras otra me sujetaba por el hombro contra la pared. Al poco, acercó su boca a mi oído y me susurró:

—No sé quien diantre sois, pero ¡voto al diablo! que no vais a descubrirme.

Forcejeé para soltarme y, sin dudarlo, mordí con todas mis fuerzas la mano que me tapaba la boca. Mi captor aguantó estoicamente el dolor pero, al momento, volvió a hablarme muy quedo:

—Os soltaré si juráis que no vais a gritar…Es más, os ordeno que no gritéis.

Tal fue su determinación que asentí con la cabeza. Me soltó y, mirándole fijamente a los ojos, le dije:

—¿Quien os ha dado autoridad para tratarme así? Por si no lo sabéis , soy doña Leonor Teles de Meneses, hermana de doña María, camarera de la Infanta, y os emplazo a que os disculpéis si no queréis que llame a la guardia de inmediato

—¿Acaso no me conocéis?—me preguntó y añadió—No sé que placer halláis en este mi rincón, pero lo que sí os aseguro es que no me privareis de contemplar la belleza de doña Beatriz en todo su esplendor…Callad y permaneced a mi lado, que bastantes rumores corren por la corte como para añadir testigos…

Como adivinando mi determinación a volver a mis aposentos, ante mi asombro, añadió:

—Vamos a hacer un pacto. vos calláis acerca de mi presencia y yo os pago con la misma moneda…

—Pero…—

Me interrumpió :

—Obedeced y callad, o marchaos. Y, si optáis por esto último, no digáis a nadie que habéis visto al rey espiando a su hermana.

Tardé en reaccionar. Así que eran ciertos los rumores. El rey frecuentaba las estancias de la Infanta con fines inconfesables. Me sentía terriblemente confusa. Para empezar, desconocía la presencia de don Fernando en la corte. El enfrentamiento contra Castilla continuaba y ni tan solo la intercesión del nuevo papa Gregorio XI conseguía insuflar vientos de paz. Según averigüé, don Fernando no era, ni con mucho, un rey guerrero. Había delegado sus poderes en un noble gallego que gozaba de su confianza, el conde de Andeiro, y había regresado a la corte para ocuparse de cacerías, fiestas y galanteos. Averigüé también que sus escarceos con doña Beatriz no pasaban del coqueteo y de la contemplación de su belleza. La Infanta estaba prometida con Sancho de Alburquerque, hijo bastardo de Alfonso XI de Castilla, y entretenía la espera coqueteando con unos y con otros sin comprometer por ello su honor ni desdeñar para nada la admiración de su hermanastro.

Debo reconocer que el encuentro con don Fernando hizo nacer en mí sentimientos contradictorios. Por una parte me repugnaba la idea de que pudiera mirar a su hermana Beatriz con ojos que no fueran los fraternales, pero por otra parte, su apostura, la suavidad de sus manos y la proximidad obligada por el reducido espacio en que se había producido nuestro encuentro, había despertado todos mis sentidos. Es más, algo me decía que entre nosotros se había dado un cierto magnetismo que iba más allá de la complicidad.

Mi intuición se confirmó en la que fue nuestra presentación oficial, durante el banquete con el que se conmemoró el regreso del monarca a Lisboa y en el que se cantaron loas a las milicias portuguesas. La Infanta, ajena a lo sucedido, se apresuró a llevarme a presencia de don Fernando:

—Mi hermano y señor, quiero que conozcáis a mi invitada, doña Leonor Teles de Meneses, hermana de mi dama doña María y esposa del señor de Pombeiro. Se halla en mi casa acompañando la viudez de su hermana…

El rey, la interrumpió:

—Sois afortunada, doña Beatriz, al contar con una huésped tan gentil y que me consta que os profesa grande admiración .

Me lanzó una mirada cómplice y, ante el desconcierto de la Infanta, continuó:

—Pero veo que hay alguien aún más afortunado que vos, Beatriz, y es el señor de Pombeiro por haber desposado a una mujer tan hermosa…

No pude reprimirme e intervine:

—Mi esposo, el señor de Pombeiro, partió para la guerra. Ignoro incluso si vive o cayó en batalla…

—No me tentéis Leonor.—respondió— ¿O acaso me incitáis a actuar como hizo David para conseguir a su amada Betsabé?

Doña Beatriz hizo un gesto de desagrado. No entendió el porqué de mi intervención ni la osada respuesta del rey. Es más, a decir verdad, ni yo misma supe a que obedeció. Pero algo muy dentro de mi me decía que, en aquellos momentos, mi esposo no era sino un estorbo. Incómoda, por la tensión creada, doña Beatriz me hizo un gesto para indicarme que me retirara. Mientras retrocedía para regresar junto a mi hermana, escuché la voz del rey…

—¿Os gustan los tapices, doña Leonor? Algún día os mostraré uno muy especial que guarda grandes secretos…

No hizo falta esperar demasiado. Ni tan solo que el rey tomara la iniciativa. Tres días después advertí el movimiento habitual que precedía al baño de doña Beatriz. Sin pensarlo dos veces me dirigí al escondite habitual y allí le encontré. Su mirada habló por él y me pareció escuchar un “Te esperaba”. Se llevó el dedo a los labios para indicarme silencio y, entre besos y abrazos, aroma de incienso y perfume de rosas, tuve por primera vez un rey a mis pies.

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49 Opiniones

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    Frau Hesselius
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    Siento que la pregunta sea tan simple, pero estoy bastante dormida dormida. Precisamente porque ayer noche me leí de un tirón otra novela de la misma autora. Era Inés de Castro, que tenía pendiente desde hace más de un año.

    Leonor sólo la hojeé en la librería, y me pareció que estaba escrita en primera persona, lo cual ya me echa un poquito para atrás.

    Hasta luego.

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    Alberto
    on

    El fragmento que viene con el anticipo está escrito en primera persona así que no debe ser solo una impresión tuya. Por lo demás, ni idea.

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    Frau Hesselius
    on

    Ya había reparado en ello, cielo (anda, enfádate un poco con el cielo).

    Sólo tenía la esperanza de que hubiera más narradores. En Inés de Castro hay un narrador que unas veces lo sabe todo y otras dice no saber cosas, pero los detalles de la historia de la dama también los conocemos a través de testigos (así ocurre con su asesinato). Por ejemplo.

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    Ivanhoe
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    Yo lo he leído y está muy bien. Primero me aterró que fuera una más de esas novelas en primera persona cursis y ñoñas…pero no. Alterna la primera persona con la tercera, la trama es interesante y muy rápida y además está muy bien escrita. Eso si, aviso, el lenguaje es muy poético…A pesar de eso me la leí de un tirón.

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    Ivanhoe
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    ¿Qué te pareció Inés de Castro? A mi me fascinó…y creo que en Portugal ha barrido durante meses…Leí en El correo gallego que ahora era de lectura obligatoria en la Universidad de Lisboa.

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    Frau Hesselius
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    ¡Qué pillo! (o pilla) Me preguntas porque te has dado cuenta de que a estas horas ando un poco liberada…

    Es curioso que también tú te hayas leído esa otra novela de Queralt de un tirón. Con Inés de Castro me daba la impresión de que trataba muy bien a los personajes (diría que hasta con cariño, más bien), especialmente a las mujeres (a Inés, a Constanza y a la pobre Teresa Lourenço). La autora tiene esa habilidad de empatizar con ellas. Otros echan el resto en las batallas… pero no son capaces de pensar como lo haría una mujer.

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    Ivanhoe
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    Estoy de acuerdo contigo…la autora de marras empatiza muy bien con las mujeres. Casi siempre escribe sobre ellas pero lo hace de diferentes épocas…y ¡en todas está muy documentada!

    He leído varias cosas de ella Los espejos de Fernando VII, La pasión de la reina, De Alfonso la dulcisima esposa…y la verdad es que consigue que no me despegue de sus libros hasta que los acabo…

    La he buscado en ferias y así pero no la he encontrado nunca ¿sabes algo de ella?

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    Frau Hesselius
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    Pues lo que he leído en Internet.

    ¿Qué has buscado en ferias? ¿Sus libros o a ella? Qué curiosos son algunos lectores (a mí me daría pánico que quisieran verme personalmente).

    Ella dejó su correo electrónico en el foro de romántica hace meses, hablando de La reina crucificada. Creo que sería ella, porque por aquí hay mucho simpático…

    Ciao, voy a incordiar a mi librero.

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    Ivanhoe
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    Si, la buscaba a ella. Me hacía ilusión que me firmara algún libro. Sé que vive en Barcelona pero en Sant Jordi no pude ir hasta allí…Me intriga pensar quien puede estar interesado en meterse en la piel de mujeres que vivieron hace tantos años…Además, por lo que escribe, creo que debe ser una persona muy especial…Y es que uno es un romantico, je, je

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    Frau Hesselius
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    Lástima: nunca he podido con los románticos.

    Pues para ponerse en la piel de las mujeres de otras épocas hay que ser un poco masoca. Fíjate en esas crías de doce o trece años a las que un rey rechazaba y encima, para herirlas más, a ellas o a sus familias, las confinaba en un castillo en medio de la nada. ¿Qué pensarían esas niñas?

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    Ivanhoe
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    Pues fíjate que yo me la imagino como una combativa que quiere reivindicar a todas esas desgraciadas…como a la pobre Constanza Manuel. En cualquier caso, me gustaría pasarle un manuscrito que tengo que lo mismo le interesa…o sabe a quien le puede interesar.Lanzaré un mensaje desde el foro, por si lo lee.

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    Frau Hesselius
    on

    ¿Ún manuscrito? ¿Tú no habrás visto una película que se titula Caterina va a la ciudad? (Lo siento, ya me salió toda la mala leche que hay en mí. Es que no soy nada romántica).

    ¿Y por qué no se lo mandas a una editorial directamente? Allí hay gente que se dedica a eso. A leer, hojear…esas cosas.

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    Ivanhoe
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    Si, claro o a un agente literario pero… Es que me tiene fascinado la literatura de esta mujer. La leo también en una revista de historia Historia y Vida, pero no es lo mismo. Os recomiento La pasión de la reina. Es un retrato psicológico perfecto y un fresco del Madrid del XIX fantástico…

    De Leonorme gustaron mucho las introducciones a cada parte cuando cada uno de los personajes que se cruzaron en su vida se dirigen a la protagonista. Me gustaría de todas formas que alguien más que la haya leído opine e intercambiar criterios. Mi personaje favorito, por ejemplo, es María, la hermana de Leonor. Así como en Inés de Castro lo era Constanza…

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    Pluto
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    A mí me parece que lo que esta señora escribe es crónica rosa ¿no?

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    Ivanhoe
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    No, Pluto, en absoluto. Es profesora de historia y escribe sobre mujeres en plan más bien feminista. Lo que pasa es que hay temas como el de Inés de Castro que son una historia de amor pero, por ejemplo La pasión de la reina tiene un trasfondo político importante que va desde los atentados anarquistas a la descripción urbana de Madrid y Leonor es una reflexión sobre las consecuencias del mal gobierno y la demonización histórica de ciertos personajes femeninos . En las críticas que he leído de sus libros siempre resaltan la rigurosidad histórica.

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    Libertaria
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    Tanto hablar de Leonor que me lo he comprado y Queralt ha resultado todo un descubrimiento…Me he leído la novela de un tirón y ahora estoy buscando otras pero no las encuentro, solo la de La pasión de la reinaLa verdad es que, además de novelas muy serias desde el punto de vista histórico, están muy bien escritas y demuestran que no hay generos literarios, solo buena y mala literatura. Esta, desde luego, es buena.

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    Anne Summers
    on

    Tengo la suerte de conocer a la autora, y desde luego lo de cronista rosa es una changa que viene desde lejos, es una pena que no hayáis disfrutado de ninguna de sus presentaciones, porque siempre son muy entretenidas, lo que pasa es que en Madrid no suelen hacerse, pero sé de buena tinta que en Zaragoza y Málaga si que ha hecho varias veces.

    ¿Por cierto alguien ha leído los espejos de Fernando VII? es su ópera prima en cuanto a novela histórica, es una delicia que os recomiendo.

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    Frau Hesselius
    on

    Esto de leer sus novelas de un tirón…y de no parar de leer y leer… ¿síndromeCrepúsculo, tal vez? Aquí pasa algo raro.

    En cuanto a lo del comentario de Pluto, supongo que es por remover el avispero. ¿A que lo has dicho porque el eje de las novelas suele ser la vida de una mujer aupada, o arrimada, al poder? Pues anda, que hay cada pastelón protagonizado por hombres….

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    Mauro
    on

    A mi también me extraña eso de leer sus novelas de un tirón. Yo he leído a Queralten una biografía de la bailarina Tórtola Valencia y su novela La pasión de la reina. La verdad es que me gustaron mucho los dos libros, pero no me parecieron "de los que se leen de un tirón". Al revés, son densos, tienen mucha información y la prosa hay que paladearla…A mi me la recomendó mi profe de historia el verano pasado.

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    Pluto
    on

    ¿Los espejos de Fernando VII es su primera novela histórica?

    ¿Y que escribía antes de subirse al carro de la crónica ros… o sea, de la novela histórica?

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    Cort
    on

    Estoy siguiendo vuestro foro. Yo he tenido la cuerte de estudiar con Queralt del Hierro. De crónica rosa, nada. Es una profesional concienzuda y puedo decirte, Pluto, que en la facultad tenía matrículas a porrillo. Es más, antes de escribir novela histórica, fue profesora universitaria, editora y ha publicado un montón de ensayor de historia de España. De todas formas, mi novela preferida es su Inés de Castro

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    Cort
    on

    suerte, quería decir, suerte no cuerte

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    Anne Summers
    on

    Que manía con lo de la crónica rosa ¿has leído algo de Queralt del Hierro? Estoy de acuerdo con Cortés de que da muestras en sus novelas de haber una verdadera investigación de archivos, documentos…

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    Frau Hesselius
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    Eso no hace falta recordarlo. Va en el trabajo. No se lo tengas en cuenta, Anne, creo que a él le llamaba la atención que todos os títulos que habéis mencionado tuvieran como protagonista a una reina. ¿Eso es lo que buscan los lectores del género? ¿Sólo historias de personajes importantes o renombrados de una época?

    Un saludo.

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    Pluto
    on

    No he leído nada de Queralt, todavía. Voy a comenzar por Inés de Castro, ya que Frau H se lo leyó de un tirón algo debe de tener.

    Por cierto, que na novela histórica esté rigurosamente documentada no significa que sea una buena novela. Ahí están esos tostones que escribe J.L. del Corral, (tesis con diálogos, se les ha llamado alguna vez en el foro) muy bien documentados pero absolutamente indigestos para el amante de la literatura.

    Por contra, he leído algunas novelas de Zoe Oldenburg (La piedra angular, Barro y cenizas) que sin buscar personajes reales recrea a las mil maravillas una época llena de hermosos rituales y de cruda violencia.

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    Cortes
    on

    En eso estoy de acuerdo contigo, Pluto. Una buena novela histórica necesita, además de documentación, ser eso pura literatura. Yo creo que Queralt llegó a la novela histórica desde la biografía y por eso tienen una buena carga biográfica. Quizá Leonor sea, en ese sentido, una excepción. Es muy, muy literaria. Mirad lo que dice Xurxo Fernández en El Correo gallego :

    María Pilar Queralt del Hierro se ha convertido desde hace tiempo en una suerte de interesante cronista de las relaciones históricas –tan numerosas como intensas– entre España y Portugal. Todo comenzó hace años con lo que constituía una biografía novelada de nuestra querida Inés de Castro, aquella que llegó a reinar después de muerta, y que, fascinando a gallegos y portugueses, llegó a incendiar la imaginación de varias generaciones de escritores en los siglos XIX y XX.A la sombra de aquel libro fascinante, la autora ha desarrollado una nueva historia que tiene mucho o todo que ver con la anterior. Se trata de Leonor, que ha publicado, como de costumbre, Martínez Roca.

    La primera sorpresa que hemos de llevarnos es que no es realmente una novela. El lenguaje, el tono, la estructura sensible sobre la que está construida la obra están más cerca de la estética del romance que de ese armazón narrativo mucho más moderno. Y para ello, la autora ha tenido que sumergirse en aquello que diría el bueno de Truman Capote: otras voces, otros ámbitos.Y le sale algo señorial, antiguo, reflexivo, con dinámica de corte y un ritmo épico que estaría a medio camino entre el Roman de la Rose y el Conde Lucanor –por cierto: aparecerá Don Juan Manuel, su autor, como una presencia lírica que se concreta en su descendencia– . En medio, un reflejo especular de los Lays de María de Francia.

    En resumen: un libro extraordinario que tiene la virtud nada desdeñable de hacernos revivir de forma hiperrealista una época convulsa y riquísima. Como lo haría, por ejemplo, Guillaume de Lorris.

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    IVANHOE
    on

    Jo, Cortés!!! si que estás al día…Claro que si estudiaste con ella…¿Sigues teniendo contacto con Queralt? Avísala de este foro….

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    Canela
    on

    Leí Inés de Castro y me gustó muchíiiiiisimo…pero luego no había vuelto a encontrar nada escrito por Queralt del Hierro más que unos relatos cortos en una librería de viejo de mi ciudad, Gijón.

    ¿Me recomendáis Leonor o La pasión de la reina? Voy a encargarlos a mi librero…

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    El caballero negro
    on

    No conozco nada de lo escrito por Queralt pero voy a ocmprarme algo…¿Qué me recomendáis?

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    Ivanhoe
    on

    Pues no sé que decirte…A mi me gustó mucho Inés de Castro, pero hoy por hoy te recomendaría Leonor…Tal vez porque la acabo de leer. En cualquier caso, te digo por orden mis preferidas : 1.-Inés de Castro 2.-Leonor 3.- De Alfonso la dulcísima esposa.

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    Locky
    on

    Yo te recomiendo La pasión de la reina. Es una belleza de libro, suave y romantico, sobre la reina que perdió Cuba

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    Mystericum
    on

    ¡Hola a todos!

    Acabo de leer Leonor. Me ha encantado y la recomiendo fervientemente. Para mi gusto, su único defecto es que se hace corta…¡Qué personaje! y que acierto lde su autora, meter al dablo en todo el enredo. Su presencia es como la de la brujas de Macbeth…no son protagonistas, pero de ellas deriva la trama. Todo un descubrimiento la tal Queralt del Hierro, sí señor.

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    El caballero negro
    on

    Pues por fin me compré Leonor y me la he pulido en una noche…Es, como diría mi madre, arrebatadora…Hay intriga, acción y un toque romántico muy dosificado. El personaje es cojonudo: un bombón para un escritor y Queralt lo borda. He olvidado todas mis reticencias y, te aviso Pluto, no es una novela romántica…Por cierto, Anne Summers ¿no serás seguidora de Buffy, la cazavampiros. Me encanta esa serie…

    Me ha dicho mi librero que Inés de Castro está descatalogada ¿es cierto?

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    Ivanhoe
    on

    Caballero Negro: Yo he visto Inés de Castro en El corte inglés de Sol (en Madrid) el sábado por la tarde, es más la compré para hacer un regalo. De todas formas la puedes comprar por Internet. Si te ha gustado Leonor, te gustará Inés de Castro. Eso sí, la portada es un espanto…Sale una señora llena de lacitos que no sé que tiene que ver con la novela…Me pregunto en que estarán pensando los editoriales y si el autor puede opinar de su cubierta. Lo mismo no.

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    El caballero negro
    on

    Vivo en Córdoba, Ivanhoe. Pero miraré en El corte inglés y, si no la tienen, la pediré via Internet. Gracias por responderme tan rápido.

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    Frau Hesselius
    on

    Ivanhoe, ¿dices que compraste Inés de Castro en El Corte Inglés de Sol, el sábado por la tarde? ¡Qué salado!

    La cría pánfila con lazos y melena ahuecada de la portada parece ser Inés de Castro (mira Wikipedia). Es el mismo retrato. No sé quién sería el autor, ni en qué siglo hizo el dibujo. Claro, que si miras el retrato de su Pedro, es como para echarse a correr de miedo. Pobres angelicos tener que aguantar a semejantes cromagnones.

    Un saludito.

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    Anne
    on

    Respecto a que Inés de Castro esté descatalogada…. bueno no lo está pero sé de buena tinta que en primavera la reeditan, y espero que le cambien la portada!!!!

    Por cierto, si que soy seguidora de esa serie, MUY seguidora.

    Saludos a todos!

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    El caballero negro
    on

    A mi también me gusta Buffy pero su secuela Angel me parece un pestiño….¡Qué tipo más insoportable!…Prefiero las novelas de Queralt, je,je…

    Oye Anne ¿cómo tienes tanta información? ¿cómo sabes que va a salir Inés de Castro reeditada?

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    Ivanhoe
    on

    Eso, eso…¡¡Canta, Anne Summers!! ¿Cómo tienes tanta información?

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    Ivanhoe
    on

    ¡Hey, Anne Summers!…¿Estás por ahí?

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    Canela
    on

    NO, está leyendo una de las apasionantes novelas de Queralt…Ja,ja,ja… ¿Estás segura de eso que dices de que se va a reeditar Inés de Castro? En mi pueblo tampoco la encuentro.

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    Anne Summers
    on

    Si estoy segura, porque estoy metida en el mundo editorial, y precisamente esta autora es una de mis favoritas, y por suerte la trato de cerca….

    Ah y puedo confirmar que la niña repollo de los lazos no va a estar en la portada.

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    Canela
    on

    En un librero de viejo he encontrado un libro Los espejos de Fernando VII Es una belleza: dulce, dulce, dulce…

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    Viriato
    on

    Conocia a Pilar Queralt del Hierro a través de su Inés de Castro que aqui, en Portugal, fue muy comentada. No quise leer Eu, Leonor Teles porque no me gustaba el personaje, per despues de vuestras palabras y del consejo de mi hermana que se lo compró en Cáceres, me he animado…¡¡Es fantástico!! Aún mejor que Inés de Castro…Me gusta esa Leonor tan mala, tan cruel…y tan arrepentida. He encargado más libros de la autora y asi practico el espanol que es el idioma de mi madre. Manoel Oliveira

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    Pluto
    on

    Estará encantada Pilar Queralt con este foro pero a mí me sigue pareciendo crónica rosa.

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    Frau Hesselius
    on

    Ya no sé por dónde vais, con tanto comentario (¿de qué?, ¿De Leonor?, ¿De Inés? ¿de lo buena que es la autora?)). Sólo decir que me está costando muchísimo leer Leonor. Y eso es espantoso.

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    Ivanhoe
    on

    Pero Frau ¿cómo puedes decir que te cuesta leer Leonor? Si se lee en un suspiro…

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    Queralt
    on

    Hola a todos:

    Pues si Pluto, estoy encantada con este foro…He estado bastante tiempo leyéndoos para aprender (no hay nada mejor que leer de las opiniones de los lectores) pero cuando he visto que empezaban a entrar conocidos(Gracias, Cortés, pero te has pasado…) he creído que era el momento oportuno de intervenir. Os agradezco a todos la atención que dispensáis a mis libros.

    Es cierto, Pluto, que mis novelas tienen elementos de crónica rosa, entendiendo como tal que el amor tiene una presencia más importante que, por ejemplo, el tema bélico. Pero, por lo general, la condición femenina de mis protagonistas lo propicia. ¡Mal que nos pese a todos, poco podían hacer en otros ámbitos las mujeres en siglos pasados! De todas formas, no escribo únicamente de eso: he publicado varios ensayos como la biografía de Tórtola Valencia, o el Atlas de Historia de España

    Y, Frau Hesselius, no sabes lo que siento que te cueste acabar Leonor, espero que te guste más la siguiente que se publicará el año que viene…

    Anne Summers: eres un encanto…

    Ivanhoe: ¿No me querías localizar? Pues ya estoy en el foro.

    Y, nada más, que aquí me tenéis para lo que queráis. Gracias a todos y un beso

    Mª Pilar Queralt del Hierro

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    Nicklaus el Justiciero
    on

    Llevo tiempo leyendo este foro. Me gusta como escribe Queralt (aquí, en Argentina, agradó mucho su Inés de Castro) y leí Leonorque me parece fantástica. El problema, si es que hay problema, es que es un tipo de novela histórica diferente: más literaria, más psicológica, sin intrigas ni esoterismos varios. Me complace pensar que la autora me leerá. Sos valiente, Queralt, yo nunca hubiera entrado en un foro sobre mis novelas y si lo hago, como en este, es con seudónimo. Bravo y ¡adelante!

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