Libros o velocidad. Reflexiones sobre el oficio editorial

La vida contemporánea, con su caudal de estímulos contradictorios, parece plantearnos una dolorosa disyuntiva que podemos resumir con el título de la obra que el lector tiene frente a sí. De un lado se nos ofrecen actividades, como la lectura, que exigen abundante tiempo para desarrollarlas en plenitud y de otro recibimos el viento de la innovación constante, con su impaciencia por todo aquello que requiera lenta asimilación. La industria editorial actúa en ese vértice, a veces con apuestas por la lentitud propia del lector que hace suyos los contenidos, a veces seducida por el vértigo de lo siempre nuevo.

Tanto Jordi Nadal como Francisco García han ocupado puestos directivos en editoriales de distinto tamaño y son activos formadores de editores, en los hoy abundantes cursos universitarios y gremiales. En esta antología ponen su pasión y su experiencia al servicio del análisis, no sólo para ofrecer un diagnóstico de los temas que ocupan a los profesionales del libro, sino para sugerir soluciones.

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El español es una de las lenguas más importantes del mundo: tiene más de 400 millones de hablantes y es el idioma oficial en más de 20 países, principalmente en América Latina. Además ha alcanzado la posición de segunda lengua en Brasil y su presencia en Estados Unidos es cada vez más importante porque la población hispana se está convirtiendo en la principal minoría, de manera que se espera que para el 2050 represente el 25 por ciento de la población total.

En correspondencia con esa situación, España es la quinta potencia editorial mundial, con una facturación en el mercado interior de 2674 millones de euros y unas exportaciones por valor de 515 millones de euros. Sin embargo, el mercado interior se encuentra estancado desde hace una década, de manera que los incrementos en la facturación a duras penas consiguen cubrir la inflación. Esta situación ha lanzado al sector a una carrera de novedades (67012 en 2002) que se ha visto acompañada de una caída de la tirada media (4322 ejemplares) y una aumento de la tasa media de devolución, que ya alcanza el 22.2 por ciento (esta cifra incluye el libro escolar; sin él la tasa rondaría el 40 por ciento). A estos datos se une un sistema de distribución muy fragmentado debido a la existencia de demasiadas empresas distribuidoras y pocas soluciones logísticas, que no permite ofrecer un servicio rápido, de calidad y que cubra todo el territorio nacional.

Los principales grupos y las editoriales independientes son muy conscientes de esta situación y para el año 2004 han anunciado un recorte significativo de las novedades con el objetivo de aumentar las tiradas y reducir el índice de devolución, de manera que los libros tengan una vida más larga en el punto de venta. Quizás el recorte más radical ha sido el anunciado por el catalán Grup 62 que, en números redondos, va a pasar de 600 a 300 novedades al año. La industria del libro en España se caracteriza, también, por una fuerte concentración de la facturación, de manera que las 25 primeras empresas son responsables del 63 por ciento de las ventas, así como por una localización geográfica polarizada en Madrid y Barcelona, siendo esta última la capital editorial del país.

La concentración de la facturación es un fiel reflejo de la concentración empresarial en el sector, pues los grandes grupos han desarrollado una fuerte política de compra y algunos de ellos intentan erigirse en grupos mediáticos con inversiones en todo tipo de medios de comunicación, como diarios, televisión, radio, productoras de cine, etcétera

El ranking de empresas está encabezado por el Grupo Planeta, seguido de lejos por Random House Mondadori, Anaya, Santillana, Océano, Salvat, SM y RBA. Planeta copa el 25 por ciento del mercado y en los últimos tres años ha incorporado Minotauro, Gestión 2000, Grupo Editorial CEAC y Paidós.

Random House Mondadori surgió de la joint-venture entre el conglomerado alemán Bertelsmann y la italiana Mondadori, con la que alcanzaron entre el 9 Y el 10 por ciento del mercado, y con una política de adquisiciones mucho más moderada, pues sólo ha incorporado últimamente Ediciones Beascoa. Bertelsmann cuenta también en España con Círculo de Lectores, que representa aproximadamente el 5 por ciento del sector y que ocupa una posición privilegiada como el único club del libro en España.

Con un 6 por ciento del mercado cada uno, siguen el Grupo Anaya, propiedad de Vivendi-Ha vas y especializado en libro de texto y referencia, y el Grupo Santillana, propiedad de Prisa.

A mucha más distancia siguen grupos como Océano, Salvat, SM o RBA y hay que alejarse mucho más para encontrar las primeras editoriales independientes, entre las que destacan Anagrama, Tusquets, Edhasa o Salamandra (editora de Harry Potter), que superan a la mayor parte de los grupos en prestigio literario.

A las dificultades de este mercado se une una baja tasa de lectura, de manera que menos de la mitad de la población se declara lectora habitual de libros, lo que ha llevado a una lucha feroz por captar su atención mediante la contratación de autores estrella de lengua española y bestsellers internacionales. La competencia ha provocado una escalada de los anticipos, que alcanzan cifras mul

timillonarias y que ha permitido el desarrollo de las agencias literarias como un factor muy importante del mercado español. Un elemento de esta lucha por captar autores españoles es la proliferación de premios literarios, dotados con suculentos premios en metálico, entre los que destaca el Planeta con 600 mil euros.

Un elemento esencial para captar nuevos lectores está siendo la proliferación de libros mediáticos sobre personajes famosos del mundo del espectáculo y de la televisión, o escritos por ellos mismos, que se dirigen a captar a los no lectores y que tienen una amplia difusión en los medios de comunicación, aunque su vida útil es efímera en la mayoría de los casos.

Una característica principal del mercado español es la existencia de un precio fijo, que sólo permite un descuento máximo del 5 por ciento, aunque para el libro de texto se ha flexibilizado en los últimos años, por lo que puede llegar a un 25 por ciento de descuento, lo que ha provocado una amplia polémica entre las librerías tradicionales y las grandes superficies, que utilizan ellibro escolar como gancho para la venta de otros complementos escolares y ropa.

La venta de libros se concentra en España en tres momentos del año muy concretos: abril y mayo alrededor de la fiesta de sant Jordi en Cataluña (23 de abril, día del libro) y de la feria de Madrid; septiembre con la campaña de libro escolar, y navidades. En esos tres momentos se produce casi toda la facturación anual, que se concentra en un 65 por ciento en el sector de las librerías, con un 28 por ciento en venta directa, un 5 por ciento en los clubes y un 2 por ciento en venta por correo. Como en la mayor parte de los países desarrollados, la venta directa está viviendo una profunda crisis que se refleja en una caída constante de la facturación y en un trasvase de la misma desde el método tradicional del puerta en puerta (14 por ciento del mercado) hacia técnicas más novedosas como el telemarketing (3 por ciento). También el quiosco (23 mil puntos de venta) se encuentra en un momento difícil, con una reducción de su cuota de mercado, que ahora se sitúa alrededor del 6.8 por ciento, mientras que los súper e hipermercados empiezan a adquirir importancia y se sitúan ya con el 7.5 por ciento de cuota.

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