Los mejores relatos de ciencia ficción

He aquí los veinte relatos más selectos de Brian Aldiss. Escritos entre 1955 y 1986, esta antología incluye cuentos de la fama de Los superjuguetes duran todo el verano, El alama oscura de la noche, La joven y el robot con flores o Infestación. A lo largo de su carrera Aldiss ha sabido hacer evolucionar su técnica narrativa y se ha atrevido a experimentar con todo tipo de registros.

Además de sus cuentos, Aldiss es autor de algunas novelas de gran fama como La nave estelar, Enemigos del sistema o Criptozoico. En Drácula desencadenado y La otra isla del doctor Moreau incluso se atrevería en la comprometida tarea de homenajear los clásicos del género y salir victorioso gracias a su brillante talento.

ANTICIPO:
Mi primer empleo como joven adulto fue en los astilleros de espacionaves, donde consideré que mis capacidades y conocimientos podrían prestar el máximo servicio a la sociedad. Trabajé allí como asistente de la ayudante del ajustador FTL, llamada Nellie.Ante el progresivo aumento del número de mujeres empleadas en los astilleros entre los hombres, androides y robots, los hombres habían adoptado un comportamiento cada vez más circunspecto. Sus juramentos eran más contenidos, sus gestos menos groseros y su apariencia externa menos descuidada. Tal actitud me extrañó, ya que las mujeres mostraron claramente que no les importaban en absoluto los juramentos, los gestos ni la apariencia.

***

En las papeleras de la planta encontré muchas notas de suicidas. La mayoría de ellas no había llegado nunca a sus destinatarios y era meros borradores de notas de suicidio:

Mi amor, cuando recibas la presente, ya no estar¿ en situación de molestarte más.

Cuando recibas esta carta, ya no seré capaz.

Cuando recibas estas líneas, ya no seré.

Mi amor, nunca más podremos rompernos el corazón el uno al otro.

Tú has sido más que la vida para mí. Mi amor, cuánto me equivocaba.

Es todo un detalle que la gente cuide tanto su estilo literario incluso en situaciones tan extremas. La educación ha tenido su efecto. En mi escuela sólo aprendimos a redactar cartas comerciales. Con referencia a su última remesa de hierro en bruto marciano… Si la vida es un asunto tan trágico, ¿por qué no se nos enseña a escribir notas de suicidio decentes?

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En esta era de progreso donde todo es avanzado, tecnológico y nuevo, la única porción de nuestro ser que nos ha quedado es nuestra Condición Humana…, la cual, desde luego, sigue siendo mísera a pesar de las tres comidas diarias de alto contenido en proteínas. La proteína no tiene efectos sobre la Noche Oscura del Alma. Los androides, que tanto se parecen a nosotros (ahora tenemos esos nuevos androides negros trabajando en los astilleros de espacionaves), no tienen alma y muchos de ellos están muy angustiados por carecer de ese prolongado y lento dolor de muelas de la Condición Humana. Algunos han dejado el empleo y rondan ahora por las esquinas de las calles con gafas oscuras, pidiendo limosna con patéticos mensajes colgados del cuello: «Huérfano de tecnología», «Dejé la fávrika demasiado joben», «Compadecéos de mi pobre armazón de meta1».Y uno especialmente sobrecogedor que vi en el distrito de Queens; «La obsolescencia es la muerte del pobre». Los androide s tienen sus traumas; el hecho de estar privados de la Condición Humana debe ser traumático.

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La mayoría de los androides odia a los androides-mendigos. Patrullan las calles después del trabajo y se dedican a moler a palos a los mendigos que encuentran, cuyos cuerpos metálicos aparecen.maltrechos a puntapiés en cualquier zanja. Los androides sin rostro dan miedo. Parecen hombres cubiertos con máscaras de hierro. Uno no puede escapar nunca de representar un papel.

***

Mientras trabajaba en el astillero, estábamos construyendo naves de la línea Q. Eran las experimentales. La Ql, la Q2 y la Q3, una vez terminadas, habían sido remolcadas a una órbita más allá de Marte y, a continuación, lanzadas hacia Alfa Centauri. No se había sabido nunca más de ellas. Tal vez están efectuando una vuelta por el universo entero y regresarán al sistema solar cuando el sol esté cubierto por una capa de tierra helada de diez kilómetros de espesor. En cualquier caso, no vivirépara ver ese día.

***

Construir esas naves no fue nada divertido. Carecían de lujos, no había zonas habitables, mobiliario, pasadizos ni kilómetros y kilómetros de moqueta y demás paraferna1ia de una nave espacial como era debido. Había muy poco en ellas que pudiera catalogarse de accesorio. Los ordenadores que las tripulaban vivían muy austeramente.

-El sol estará cubierto por una costra de tierra helada de diez kilómetros de espesor cuando regreses al sistema solar -dije a BOLA, el ordenador del Q3, mientras 10 instalábamos en el panel de la nave-. ¿Qué harás entonces?

-Tomaré datos de la tierra helada.

***

Una cosa he notado acerca de la verdad. Uno nunca la espera, de modo que muchas veces suena a chiste. Los ordenadores y robots suelen resultar graciosos porque no tienen papeles que representar. Simplemente, le sueltan a uno la verdad. Le pregunté a ese BOLA:

-¿Para quién tomarás los datos de esa capa de tierra?

-Los tomaré por su interés intrínseco.

-¿Aunque ya no existan seres humanos a los que pueda interesar?

-No has comprendido bien el significado de «intrínseco».

***

Cada una de esas naves Q cuesta más que todos los ingresos anuales de un Estado como el Reino Unido de la Gran Bretaña. Motores en marcha y se perdieron en el universo, para nunca más ser vistos. Mi obra. Todos aquellos kilómetros de hermosa soldadura sin costuras. La obra de mi vida.

***

He dicho que los ordenadores dicen la verdad, pero es sólo la verdad según ellos la ven. Suceden cosas que ninguno de nosotros ve: ¿debemos incluidas en nuestra verdad personal, o no?

Mi madre era una persona alegre y vital. Antes de que yo cumpliera diez años y me asignaran el primer oficio extrafamiliar, los dos lo pasábamos muy bien juntos. Tenía un corazón de oro…; más aún, de uranio. Había una vieja amiga suya, la señora Patt, una mujer sorda que solía visitada una vez por semana y que se sentaba en el gran sillón mientras mi madre le gritaba preguntas y comentarios.

Ahora comprendo por qué no soporté nunca a la señora Patt: porque todo 10 que le decía terminaba por sonar trivial y estúpido cuando tenía que repetido a voz en grito.

-Está bien eso de la ley para otra luna, ¿verdad?

-¿Qué has dicho?

-Digo si no te gusta esa ley sobre la luna extra.

-¿Si me gusta qué?

-¿No te parece bien la ley sobre la luna extra? Podríamos tener otra luna.

-¿Una cuna?

-¡Una luna! ¡La ley de la nueva luna! ¿No es una buena idea?

Yo me escondía detrás del sillón antes de que la señora Patt entrara. Cuando ella y mi madre empezaban a hablar a gritos, asomaba la cabeza tras el respaldo del sillón sin que la señora Patt se diera cuenta y me metía los pulgares en las orejas y los índices en la nariz y hacía muecas agitando los demás dedos y moviendo las cejas arriba y abajo y sacando la lengua y parpadeando enérgicamente, para hacer que a mi madre se le escapara la risa. Ella tenía que simular que no me veía.

En ocasiones, tenía que fingir que se sonaba la nariz para así poder ocultar una breve sonrisa.

Teníamos un gato gris. A veces, yo sacaba la cabeza por un lado del sillón con el plato de la comida del gato en la cabeza, maullando y sacudiendo las orejas.

La pregunta que me hago hoy, tras alcanzar una edad más sobria -la señora Patt visitó la clínica eutanásica hace años-, es si debo contarme o no entre la lista de verdades de la señora Patt. Ya que yo no me hallaba entre sus fenómenos observables, no podía ser parte de su verdad revelada. Para la señora Patt, yo no existía en mi manifestación postsillón; por tanto, mi efecto sobre su Ser era completamente insignificante; por tanto, yo no podía formar parte de su Verdad, según ella la percibía.

De igual modo, tampoco importaba si mis actos hacia la señora Patt eran bien o malintencionados, ya que no tenían efecto sobre su conciencia. El único efecto que mi representación teatral ejercía sobre la señora Patt era llevada a considerar a mi madre como una persona con una inusual propensión a los resfriados, que necesitaba sonarse la nariz con gran frecuencia.

Esto sugiere que existen dos tipos de verdad: una es la verdad personal y otra la que, por temor a usar un término todavía más idiota, llamaré una Verdad Universal. A esta última categoría pertenecen claramente los sucesos que se producen aunque nadie los observa, como las yemas de mis dedos dentro de la nariz, los vuelos de las Ql, Q2 Y Q3, Y Dios.

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Interplanetaria

3 Opiniones

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    Totti
    on

    Leí hace un par de años Drácula desencadenado, del mismo autor, y me pareció una delicia.

    Lejos de lo fácil que habría sido meter al vampiro en un entorno moderno y que ha sido tan explotado que resulta aburrido, Aldiss escribió una novela trepidante, con ese divertido invento que resultó ser el tren del tiempo, y con Bran Stoker como invitado de lujo paseando entre aventuras, misterio y paradojas temporales.

    ¿Alguien puede darme referencias de Frankestein desencadenado? La cita en esta y parece que se trata del mismo protagonista. ¿Es tan interesante, o no tiene nada que ver?

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    clau
    on

    mi pensar es de una persona fresa que tiene mistrerios en su vida que no te puedes imaginar que cosas me an sucedido en mi vida.realmente yo creeo que los vampiros existen por que aun que no los podamos ver no esdecir que no existen,por lo cual creeo que los vampiros deben de ser personas que tienen lo que quieren

    tienen corazon pero perto diferente a un ser humano normal,me gustaria ser como uno de ellos por que tienen lo que quieren a como de lugar son seres de la noche capases de hacer o desarer personas como quieren pero todo lo que digo es simplemente de libros de gente que piensa y que siente que ellos y existen por locual

    todo esto es un misterio pero si lo crees es verdad.att una admiradora de los vampiros…………

  • Avatar
    Samuel Gracia
    on

    Yo pude ver la película, que ya se que no tiene nada que ver, y la verdad es que era más que decepcionante. Aldiss da un poco de miedo, porque es capaz de lo mejor y lo peor…

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