Plata Quemada

El género negro presenta dos corrientes claramente diferenciadas, aquella en la que la resolución del misterio, planteado casi como un acertijo intelectual, es el fin último y principal de la obra y aquella otra en la que el enigma constituye sólo una parte de la novela, porque mira directamente a la realidad desde el crimen. La opción que ha elegido Ricardo Piglia, antiguo director de una colección de novela negra y cuyos coqueteos exitosos con el cine comenzaron en la década de los noventa, en Plata quemada es la segunda. La misma elección de los hechos, un asalto a un banco que sucedió en realidad en el año 1965 en San Fernando, provincia de Buenos Aires. El golpe sale a la perfección merced a la complicidad de algunos políticos y varios policías corruptos. Basándose en las crónicas periodísticas y numerosos testimonios, se va viendo la historia de traiciones, pues los asaltantes deciden traicionar a sus poderosos patrocinadores y escapar con toda la plata robada. La peripecia terminará en un asedio cuya conclusión no se va revelar en estas líneas, pero Plata quemada es una novela que no efectúa ninguna concesión, y la reconstrucción acredita no sólo la ardua tarea de investigación que el autor llevó a cabo para poderla escribir sino también un destreza singular para que personajes y trama funcionen a las mil maravillas, con una precisión inusual.