Sangre y rosas

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Sangre y Rosas es una recopilación realizada por Jorge Antonio Sánchez de los cuentos de vampiros más importantes y conocidos de la época dorada de este mito, el siglo XIX. Un mito que se remonta a la Grecia clásica con la doncella Lamía y su amante el dios Zeus, o incluso a la época en que Adán y Eva habitaban el paraíso y la dama Lilith, que fue expulsada por no someterse a Adán, convirtiéndose en la reina del mundo sublunar y devoradora de hombres.

La recopilación de este mito nos lleva a la Irlanda de Le Fanu (Carmilla) o Stoker (Drácula), la Rusia de Iván Turgueniev (Espectros ) y otros escritores como John Polidori (El Vampiro), Charles Nodier (Los demonios de la noche) y Theophile Gautier (La Muerta Enamorada). La flor y la nata de las novelas de terror.

ANTICIPO:
Diario de Jonathan Harker

16 de Mayo, por la mañana

… No estaba solo. La habitación era la misma; no había cambiado nada desde que había entrado en ella: podía ver el suelo, iluminado por la brillante claridad de la luna, el rastro de mis huellas sobre el polvo. Sin embargo, iluminadas por la luna, ante mi se hallaban tres jóvenes damas, a juzgar por sus atuendos y modales. Tan pronto como las vi, me pareció soñar, ya que, aunque la luna penetraba por un ventanal situado a sus espaldas, no proyectaban ninguna sombra sobre el suelo. Avanzaron hacia mí, me contemplaron unos instantes y luego cuchichearon entre sí. Dos eran morenas, la nariz aguileña como el conde y grandes ojos oscuros y penetrantes que parecían casi rojos cuando contrastaban con la luz pálida de la luna. La otra era rubia, con una larga y ondulada cabellera dorada, y ojos semejantes a los pálidos zafiros. Creí reconocer aquel semblante, como si su recuerdo se hallara unido a una pesadilla, mas me fue imposible recordar cuando ni donde. Las tres poseían unos dientes de esplendente blancura que brillaban como perlas, contrastando con el rubí de sus labios voluptuosos. Había algo en ellas que me producía inquietud, y a la vez me sentía anhelante y mortalmente asustado.

Sentía en mi corazón un deseo ardiente y perverso de que me besaran sus labios rojos. Quizá no sea bueno que anote esto, no sea que algún día lo lea Mina y le cause dolor, pero es la verdad. Cuchichearon y luego se echaron a reír… con una risa argentina y musical, pero cruel, como si no brotase de la dulzura de unos labios humanos. Era como la hormigueante e intolerable dulzura musical de los vasos de agua cuando los hace vibrar una mano diestra. La joven rubia hizo un gesto de negativa lleno de coquetería, y las otras dos insistieron..

-¡Vamos!-dijo una-. Tu eres la primera nosotras te seguiremos.

-Es joven y fuerte-añadió la otra-.Habrá besos para las tres.

Sin moverme, yo contemplaba la escena a través de mis entornados párpados. La rubia se arrodillo y se inclino sobre mí, de modo que pude notar la agitación de su respiración. Su aliento, en cierto sentido, era dulce, dulce como la miel, produciendo en mis nervios la misma sensación que su voz, mas a esa dulzura se mezclaba un sabor amargo, como el olor que desprende la sangre.

No me atreví a levantar mis parpados, aunque seguí contemplando la escena a través de mis pestañas. La joven rubia se arrodillo y se inclino cada vez mas hacia mi, regodeándose claramente. Había una deliberada voluptuosidad, emocionante y repulsiva a la vez; y al curvar el cuello, se lamió los labios como un animal, de tal forma que a la luz de la luna pude distinguir la reluciente humedad de sus labios escarlata, y los blancos y afilados dientes sobre la lengua roja que relamía. Su cabeza descendía lentamente y sus labios llegaron al nivel de mi boca y mi barbilla, y tuve la impresión de que iban a pegarse en mi garganta. Mas no, la joven suspendió el movimiento y pude oír la impaciente agitación de su lengua al lamerse los dientes y los labios, al tiempo que sentía su calido aliento sobre el cuello.

La garganta empezó a hormiguearme, como cuando una mano que va a hacernos cosquillas se acerca más… cada vez más. Sentí el contacto blando y tembloroso de los labios sobre la piel ultrasensible de mi cuello, las puntas duras de dos afilados dientes me rozaron e hicieron una pausa. Cerré los ojos con extática languidez y esperé… esperé con el corazón palpitándome con violencia.

Diario del Doctor Seward

3 de Octubre

La luna era tan brillante que, a pesar de la gruesa persiana amarilla, entraba suficiente luz en la habitación para ver. En el lado de la cama mas próximo a la ventana descansaba Jonathan Harper, con el rostro enrojecido y respirando trabajosamente como sumido en una especie de sopor. Arrodillada en el lado de la cama más cercano a la puerta, se veía la blanca figura de su esposa, y junto a ella, de pie, un individuo alto y delgado, ataviado de negro.

Aunque su rostro quedara oculto a nosotros, reconocimos al momento al conde … en todos los detalles, incluso en la cicatriz de la frente. Con su mano izquierda tenia cogidas las dos manos de la señora Harper, apartándole con fuerza los brazos en toda su extensión; su mano derecha le sujetaba la nuca, obligándola a inclinar el rostro sobre su pecho. Su blanco camisón estaba manchado de sangre y un hilillo que resbalaba por el pecho del conde quedaba al descubierto a través de su camisa desgarrada. La escena guardaba una terrible semejanza a la de un niño obligando a su gato favorito a meter el hocico en un plato de leche para lamerla.

Cuando irrumpimos en la habitación, el conde volvió la cabeza y su pálido semblante adquirió aquella apariencia demoníaca que yo conocía bien. Sus ojos rojos centellearon con furia diabólica, se abrieron y temblaron las grandes ventanas de su nariz aguileña, y los dientes, blancos y afilados, que aparecían tras los gruesos labios manchados de sangre, rechinaron como los de una fiera. Con un movimiento violento, arrojo a su víctima sobre la cama, dio media vuelta y se abalanzó sobre nosotros. Pero esta vez el profesor se adelantó y alzó sobre él el sobre que contenida la Sagrada Hostia.

El conde se detuvo súbitamente, lo mismo que hizo la pobre Lucy delante de su tumba, y retrocedió. De este modo fue retrocediendo cada vez mas, a medida que fuimos avanzábamos con los crucifijos en alto. De pronto, una enorme y oscura nube cubrió la luna; y cuando surgió la llama de gas, al aplicarle Quincey una cerilla, solo divisamos ya un tenue vapor.

De Drácula.

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Interplanetaria

7 Opiniones

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    Miguelkian
    on

    Pero por el Inombrable… ¿ otra antologia de vampiros con los mismos relatos de siempre ? Aghhhhh, a ver cuando editan cosas nuevas, un poco de imaginacion que con los relatos clasicos de vampiros y se estan pasando de la rosca.

    Joer.

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    villapals
    on

    totalmente de acuerdo, pero no creeis que las nuevas historias de vampiros pierden mucho del original, de los relatos del XIX donde todo era sensualidad y perfidia. El mito del vampiro vive, o mejor dicho malvive a pesar de muchos.

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    kalamity
    on

    El mito del vampiro malvivirá siempre. Ahora más que nunca. Con Ann Rice se inició una corriente vampírica un poco especial, en la que vimos vampiros al estilo de Loui, muy buenecitos, sensibles, lloricas y maricas. Ahora estamos retornando a la esencia vampiresca auténtica, es decir, vampiros muy muy malos, como deben de ser los vampiros.

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    Jabato
    on

    La flor y la nata de las novelas de terror por enésima vez, habría que decir. ¡Coñe! ¿Por qué se reedita tanto de terror y no se deciden a publicar algo nuevo? Estas antologías oportunistas que reeditan lo de siempre no tienen sentido… Ah, sí, son free.

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    Tamez
    on

    Muy de acuerdo con Kalamity. El problem es que el vampiro, en la actualidad, es un mariquita afeminado. Y lo malo es que el vampiro de antaño pues ya esta muy añejo.

    Lo que se debe de hacer es retomar la esencia del vampiro y trasladarla a una nueva piel.

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    Perelo
    on

    Totalmente cierto, pero afortunadamente hay buenos ejemplos:

    La raza en decadencia y sin meta de expandirse y crecer que son los vampiros de ese maravilloso barco que navega a través del Mississipi en el Sueño del Fevre. Y la vampira de El ansia que necesita poder realizar una transfusión de sangre para poder extender su progiene.

    Es dificil sacar del estancamiento a los vampiros, pero no perdamos la esperanza…

    Todavía hay algunos en las cupulas del poder (asnar, fraga-braga, etc)

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    melmoth
    on

    Juer, si es que ya no quedan Hombres!!!! Y menos vampiros como tienen que ser!!! jajaja

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