← El cuaderno de Rutka ¡Ojo! con el pequeño Nicolás → Soldados de cerca de un tal Salamina. Grandezas y miserias en la Galaxia Libreria abril 10, 2008 9 Opiniones Eduardo Fernandez Género : Ensayo Soldados de cerca de un tal Salamina es una recopilación de anécdotas recogidas tras años de oficio que no pretenden demostrar nada trascendente ni enjundioso; una invitación a pasar un buen rato leyéndolas, compartiendo -o discutiendo- las deducciones del autor, tratando de imaginar qué caminos ha debido recorrer un título para transformarse en otro que, en ocasiones, es muchísimo mejor: autores y editores encontrarán en las páginas precedentes infinidad de sugerencias para dar con el título definitivo o incluso, quién sabe, estímulos insospechados para ponerse a escribir. La desfiguración del original es a veces tal que sólo el virtuosismo del librero con experiencia permite desbrozar el sendero de equívocos hasta llegar al título correcto. Nadie es inmune al error y equivocarse al pedir información sobre un autor o un título puede deberse a tantas razones que los libreros somos los primeros en no darle más importancia que la que realmente tiene. Pero seguramente lo más interesante de todo este viaje escrito es mostrar el aspecto más humano del universo de la librería en todas sus variantes y actores, además de descubrir con asombro que a veces un desliz o una desinformación pueden llegar a convertirse en una herramienta de un valor literario inesperado. Entre otras cosas, el texto viene a demostrar que, en ocasiones, a la hora de buscar un libro el disparate puede abandonar su condición de error y acabar convirtiéndose en una auténtica obra de arte. Libreros, autores, clientes, editores, almacenes, Sant Jordi, la Feria del Libro, la campaña de texto, las presentaciones y demás avatares que rodean la galaxia de la librería son mostrados con humor y cariño en un texto breve y lleno de rincones reservados a la sorpresa. ¿Fueron las Metamorfosis escritas por Oviedo? ¿Tiene Bucay antepasados catalanes y por eso se llama Jordi? Los años de soledad de García Márquez . ¿Fueron mil o ciento cincuenta? Tweet Acerca de Interplanetaria Más post de Interplanetaria »
Wamba on 23 marzo, 2008 at 10:05 pm El otro día vi a mi antigua jefa y me dijo que un librero, Eduardo Fernández, ha hecho lo que todos los libreros siempre dicen que harán: un libro con las tonterías que le pide la gente. Se titula Soldados de cerca de un tal Salamina y se lee rápido, rápido (concretamente, en el trayecto Barcelona-Sant Vicenç de Calders de tren). El tipo no escribe muy bien, pero las cosas que pide la gente no tienen desperdicio. Os pongo alguna de ejemplo: -De James Brown, Ángeles y fantasmas, por favor. Que se debe leer como "De Dan Brown, Ángeles y demonios, por avor". -escrito en un papel: "De Foster el mundo de antes". Que quiere decir Fouche y el mundo de ayer, de Stefan Zweig. Y una muy buena: -Estoy buscando un libro de la colección Updike. Cara de perplejidad de la librera. -Sí, Updike! Significa conejo! Répondre
Frau Hesselius on 24 marzo, 2008 at 9:31 am Esas son como las experiencias que contaba Orwell de su etapa de librero en El león y el unicornio. Lo de la viejecita que le pedía que le buscara un libro muy bonito que había leído en 1885 y del que sólo recordaba que tenía las tapas rojas. Répondre
Wamba on 24 marzo, 2008 at 10:44 am A mi me pasó casi lo mismo. Un tipo buscaba un libro grande y rojo, del que no sabía el título, ni el autor, ni la editorial, ni de qué trataba. La tentación de vernderla una Biblia fue enorme. Répondre
coronel pike on 24 marzo, 2008 at 11:20 am Hace dos semanas presencié como una librera investigó con métodos dignos de Marlowe qué diablos quería una señora que le iba a regalar un libro a su marido…al señor en cuestión le gustaba mucho, pero mucho mucho, cierto autor nacido en África o Argentina (textual) y que había recibido un premio importante en los últimos diez años… Ah, los libreros, esa raza ya casi extinguida… iba buscando una nueva edición de las Novelas Ejemplares y el chico del ordenador le pidió que le deletreara el apellido del autor… Répondre
Wamba on 24 marzo, 2008 at 4:30 pm La verdad es que algunas preguntas te hacen buscar la cámara oculta. Alguna vez me pregutnaron "¿teneis librería?". No sé si se refería a papelería o era una forma sutil de decir que aquella librería le parecía una mierda. O si lo que necesitaba era una óptica. Répondre
lun on 24 marzo, 2008 at 6:29 pm Pues a mí me pasó justo al contrario: encargué a un librero-papelero un libro de Julio Cortázar y al cabo de casi una semana, me llama el hombre a casa y me dice que no encuentra nada de "ese individuo". Y es que la ignorancia nos vuelve despectivos, como bien decía Machado. Répondre
Wamba on 24 marzo, 2008 at 7:12 pm El mundo de las librerías, sobre todo en las cadenas (FNAC, Casa del Libro, etc) no fomenta que los libreros estén bien preparados. Se cobra una miseria (ser mileurista es un sueño al que muy pocos consiguer llegar algún día), se trabajan muchas horas, muchos días, con pocas vacaciones y mucho estrés, con permanente falta de personal y de espacio (sobre todo de esto último). Y para cuando la gente empieza a controlar el oficio, se quema y se va. Y si no, ya llegará algún jefe inepto que se encargue de hacer huir a los trabajadores (como pasó en mi librería). El resultado es que cada vez hay más adolescentes vendiendo el producto, como podrían vender vambas o latas de tomate. Y luego pasa lo que pasa. Que El libro del te está en infusiones, o El banquete en gastronomía. Y luego está el rotar por secciones. Que uno entra moderadamente preparado para la sección de literatura, por ejemplo, y le colocan en la de libro práctico, a vender guías de viajes, libros de deportes y sudokus, de cocina, de animales… y debe saber cuál es el mejor manual para sacarse el carné de patrón de embarcaciones de recreo. Répondre
tresdeoros on 24 marzo, 2008 at 8:18 pm En mi ciudad hay dos mastodontes que se reparten todo el negocio de los libros y el Corte Inglés, que como queda a las afueras yo creo que hace negocio más en el extra-radio que en la ciudad misma. No deja de ser una apreciación mía. Pero es de agradecer que al ser sólo dos los que se reparten el pastel, al menos el personal está preparado para atender al público porque llevan empleados varios años y se conocen el negocio. Pero también tengo mi anécdota sobre la intuición y buen hacer del librero cualificado: Mis amigos estaban desesperados intentando averiguar qué regalo de cumpleaños hacerme, y un día tomando un café comenté que me iba a comprar el libro de Ramiro Pinilla. Cuando ya llevaba media disertación sobre la obra y milagros del escritor, a mi amiga se le iluminó la bombilla y discretamente apuntó el nombre del autor, que no del libro porque no supo como volver a preguntarme. La cuestión, es que dias despues, cuando apareció en la librería a por mi regalo, leyó el apunte, y le pidió al librero el libro de Ramón Pino. Debía ser un hombre experimentado, porque inmediatamente "supo" de quién le estaba hablando. No hubo que descambiar el regalo, "los cuerpos desnudos" ocupan su lugar en mi estantería. Asombroso. Répondre
Wamba on 24 marzo, 2008 at 8:24 pm He visto cosas mejores, naves en llamas más allá de… digo libros adivinados casi por quiromancia. A un compañero le pidieron, delante mío, un libro sobre iglesias pero que no es de arquitectura. Y el tío no tenía más datos. Sólo que no era de arquitectura. Pues mi compañero adivinó que era el Fulcanelli, El misterio de las catedrales, un libro de hermética. Realmente, no era de arquitectura. Pero lo bueno es la gente que te pide el mismo libro que todo el mundo (por ejemplo, el que está en la contra de La vanguardia ese día), pero diciéndote cuatro vaguedades. Si no fuera el número 200 que te lo pide ese día, igual no caías, pero ese día te sobran datos. Y el cliente te mira luego de dárseo con cara de admiración y te dice algo así como "yo no lo habría adivinado nunca". ¡Mérito tiene averiguar cuál es "un libro de un filósofo griego"! Répondre